Sí, lo admito desde ahora: siempre tuve un gran prejuicio contra este tipo de lectura. Y bueno, por desgracia no es solo algo personal, ya que es mucha gente la que comparte la opinión de que leer cómics es más bien algo para frikis. La mayoría de prejuicios ya se sabe que son infundados, y que las generalizaciones es preferible evitarlas. Pero para bien o para mal, el ser humano nunca está libre de ellos; de una forma u otra todos pecamos alguna vez de juzgar antes de conocer.

Pues bien, el hecho de que me haya decidido a leer por primera vez un cómic fue principalmente debido a una especie de reto. Un lector muy asiduo me instó a leerlo con la intención de hacerme vencer dicho prejuicio. Para ello se valió de
Herencia malsana, una historia gráfica de intriga, suspense y asesinato inspirada en un relato del célebre escritor
Allan Poe. Dentro del mundo del cómic es posible que no se encuentre entre los más populares o los mejor valorados, pero no está mal para alguien que se está introduciendo en este mundillo.
En lo personal me pareció una historia entretenida, disfruté leyéndola. Me gusta la atmósfera cargada de misterio y tensión, además de la caracterización de los personajes: una familia que se desmorona por culpa del egoísmo de cada uno de sus integrantes; a excepción de Sam, el hijo adoptado de los Usher, el único que muestra intención de mantener a la familia unida.
Lo que más me contenta fue haber vencido mi prejuicio, por tanto aquél lector del que hablé cumplió en buena parte su cometido. Es posible, por tanto, que vuelva a animarme a leer otro(s) cómic(s). Sin embargo, dejo claro que entre mis preferencias aún se encuentran mayoritariamente las novelas y películas, y dudo que las historias gráficas vayan a ocupar algún día su lugar.
En conclusión, como experiencia ha sido muy interesante, y agradezco que me hayan ofrecido material diferente sobre el que escribir en este blog.