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marzo 29, 2014

El cartero de Neruda

Esta es una novela de un escritor chileno, Antonio Skármeta, que decide escribir una historia mezclando elementos ficticios con hechos históricos, haciendo en el camino un pequeño homenaje al poeta Pablo  Neruda.
En ella se nos presenta a Mario Jiménez, un joven pescador de Isla Negra que, cansado de su trabajo, decide hacerse cartero. Se trata de un pueblo pequeño donde la mayoría de la población no sabe leer ni escribir, pero en ella también vive el famoso Pablo Neruda, todo un símbolo de su país, quien es el único que recibe correspondencia.

marzo 27, 2014

La perra vida del lector

Ser lector no es tarea fácil. Hay que admitirlo: nos fue encomendada una misión muy compleja. Somos unos seres incomprendidos, y a ojos de los demás podemos llegar incluso a parecer locos. Pero el caso es que nosotros tenemos que seguir tirando con esta vida tan difícil que nos ha tocado.
Casualmente esta mañana, vagando por las profundidades de Facebook, he encontrado una imagen bastante interesante titulada Los doce problemas del lector. Seguramente ya muchos/as la habréis visto, y si no esta una parecida, pero no he podido evitar la tentación de colgarla y escoger esos cuatro problemas más frecuentes con los que debo lidiar día a día como lectora. He aquí la lista completa:

marzo 25, 2014

Largo domingo de noviazgo

Largo domingo de noviazgo (2004) guarda muchas reminiscencias con Amélie, no solo porque en ella la protagonista vuelva a ser Audrey Tautou y nos encontremos otra vez con esa expresividad suya tan característica, sino también porque ambas películas comparten director (Jean-Pierre Jeunet), y eso se nota mucho en cuanto a estilo se refiere.
Si bien Amélie me gustó en su momento, creo que Largo domingo de noviazgo me resultó más conmovedora, me llegó más a este maltrecho corazón. Son historias diferentes, pero las dos tienen esa magia que mezcla lo real con lo imaginario, haciendo de "lo imposible" algo un poco más posible.
En ella se intercalan el amor y la guerra, las imágenes tiernas se turnan con las más crueles para tener al espectador cambiando de la emoción a la tristeza cada poco tiempo, por no hablar de... Anda, ¡pero si aún no he contado de qué va esta historia!

marzo 17, 2014

Siempre hemos vivido en el castillo


Me ha vuelto a ocurrir. Acabo de terminar Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson, y la primera pregunta que me ha venido a la mente es: ¿y ya está? Bueno, debo decir que este desenlace se veía venir desde el comienzo de la novela, porque ya desde entonces sentí que no conectaba. 


«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.»

marzo 12, 2014

Como agua para chocolate

Con el buen tiempo se me antojó un libro romántico. Sí, un capricho que confirma lo que dicen por ahí de que la primavera, la sangre altera. 
Como agua para chocolate (1989) es una novela de la escritora mexicana Laura Esquivel de la que seguramente todos hemos oído hablar alguna vez. Pero sea tal vez porque los caprichos a veces no dan resultados muy satisfactorios, el caso es que esta novela no me pareció tan dulce como a otros lectores. 
Es cierto que, como todo o casi todo, tiene una parte positiva. Destaco que la forma de narrar empezando cada capítulo como si fuese una receta me gustó, me pareció original (y mira que no soy precisamente una gran cocinera), y que en general la novela es llevadera, ya que te puedes implicar medianamente en la historia.

marzo 09, 2014

The Artist (2011)

Sin palabras. No, no me refiero a que The Artist me haya dejado sin palabras, sino a que, en pleno siglo XXI, donde el cine es una de las artes que más ha evolucionado, aparece esta película para hacernos recordar que sin palabras también se puede lograr mucho.
Me niego a decir de qué va esta historia. NO, si realmente quieres verla y quieres hacerlo bien, te recomiendo que no leas nada sobre el argumento, que utilices solamente las imágenes y que te dejes conducir por este viaje al pasado, a aquel cine primigenio en blanco y negro donde el sonido y las voces brillaban por su ausencia. Porque a parte de que en sí es una película muy bien hecha y con unos actores estupendos, tiene además mucho mérito el lograr combinar esos elementos del cine mudo y trasladarlos a nuestra época de tal forma que no nos sintamos desfasados (ni aburridos).
Es verdad que no es la película más increíble que he visto jamás, pero la idea me ha parecido arriesgada al igual que original, y creo que en conjunto el resultado es bueno.
Sí, ya termino aquí esta reseña express. Dujardin y compañía ya demostraron en su momento que al final no hacen falta tanto para decirlo todo, por lo que explayarme mucho más me haría caer en una contradicción absurda e innecesaria. ¡Ver para creer!


marzo 07, 2014

Los viajes de Gulliver

Esta no es una novela fantástica. Ni de aventuras. Ni mucho menos un cuento infantil. Los viajes de Gulliver están hechos con un principal objetivo: la parodia y la crítica sin contemplaciones. 
Jonathan Swift fue un autor muy controvertido en su época, puesto que atacaba de forma directa y sarcástica a los políticos, monarcas y ministros de la Inglaterra de entonces.

El libro se publicó en 1726, y sabemos que más de una de las anécdotas que aquí se nos cuentan han pasado a formar parte del colectivo popular en siglos posteriores.
Gulliver es un hombre de ciencia, que se tiene a sí mismo por un ser racional, moral y civilizado que muestra gran orgullo por pertenecer a ese género inigualable que es la Humanidad. Hasta que comienzan sus viajes y su conocimiento de otros seres (pequeños, gigantes, amorfos y caballos parlantes) y se da cuenta de que ser hombre puede no ser tan digno como cree.


marzo 03, 2014

De cómo me convertí en "lecturómana"

Todavía recuerdo el día que empezó mi adicción. Es curioso, porque no caí como otros, que ya desde edades muy tempranas presentan una clara inclinación por leer. No, qué va, lo mío, como suele ocurrirme, tardó un poco más en llegar. Pero, al final, apareció: un hecho decisivo e irreparable que cambiaría mi vida para siempre.
Segundo de la ESO, 13 años de edad. Y un deseo, una idea que se instaló de repente en mi cabeza: la biblioteca. Sí, un pensamiento de esos que aflora, una vocecilla persuasiva y sugerente que me instaba a ir allí, a mirar y traerme algún libro a casa, aunque solo fuese por curiosidad... ¡si por uno no pasaba nada!
Pero no, con la primera página, con la primera palabra de esa novela juvenil que ya no recuerdo, nació una curiosidad sin límites, una nueva adicción que fue creciendo a la par que yo. Comencé a frecuentar el lugar, a mirar hurtadillas en las estanterías, con esa tensión del que teme ser descubierto, con esa emoción en el pecho del que guarda un secreto. Porque no fue solo un título, sino que en seguida vino otro, y otro, y otro, ¡y yo no podía parar!
Y ahora han pasado los años, y en honor a la verdad, he de decir que las cosas no han cambiado mucho. No, ya no tengo remedio, ya no hay solución para esto, lo admito. Cuántas veces he intentado redimirme, cuántas veces he intentado cerrar ese libro, cegarme a esas hojas y huir de esas historias que tanto me llaman...
Pero ya no me engaño. Me declaro lecturómana incorregible y empedernida, ¡y no me avergüenzo!
Y además sé que, ahí fuera, hay muchos más como yo. Cientos, miles, cientos de miles, que caen antes o después, pero caen. Y a vosotros, lecturómanos, os digo que contra esta sana adicción no hay mucho que hacer. No intentéis escapar u ocultarlo, tan solo leed, leed y leed... porque ya nada puede salvarnos.