¿Que el dinero no da la felicidad? Pero por dios, ¿de dónde ha sacado eso, señorita? No, no, no, usted está muy mal informada, usted no tiene conocimiento de los grandes beneficios que tiene el dinero. ¿Se ha leído nuestro catálogo? Por favor, mire la cantidad de productos que están a su disposición con dinero, usted puede acceder tanto a los de mayor necesidad como a esos llamados "caprichos" o productos de placer. Por favor, eche un vistazo a esta maravillosa lista:
EL DINERO LE PERMITE:
-Pagarse su sustento. Hablamos aquí de cosas elementales como la alimentación; la comida es una necesidad básica, ¿acaso puede vivir usted sin comer?
-Pagarse la hipoteca, es mal que se prolonga y empeora con el paso de los años.
-Pagarse la vestimenta. Zara, Stradivarius e incluso el mercadillo le ofrecen ropa, pero a cambio de dinero, claro.
-Pagarse sus estudios universitarios, tanto matrícula como vivienda, además de transporte. Hoy en día no se es nada sin estudios... pero tampoco se es mucho con ellos. Sea como sea, ¡el dinero es el único que le puede pagar la Universidad!
-Pagarse viajes, Erasmus, cursos de idiomas. Vamos a ver, ¿no está usted haciendo una filología inglesa? ¿Pretende acaso quedarse toda la vida en su país, sin aprender correctamente la lengua? ¡Así Merkel nunca la aceptará en Alemania!
-Comprarse tecnología, necesaria y no tanto. Móviles, un ordenador en el que escribir sus entradas de blogger... ¡Fundamental!
-Comprarse libros, vamos, algo con lo que usted directamente no puede vivir. Ya solo por este hecho, usted debería ser lo suficientemente inteligente para entender que sin dinero... ¡usted nunca podrá pagarse las cosas que la hacen feliz!
Triste, pero cierto. A medida que vas creciendo y sobre todo cuando te independizas de tus padres o te marchas a estudiar a otra ciudad, empiezas a entender la importancia del dinero. Sí, el dinero SÍ ES FUNDAMENTAL, y más cuando el sistema y la situación económica te dan mayores oportunidades cuando tienes la cuenta llena. Es así, punto. Los primeros que pringamos siempre somos los pobres o los no tan ricos. Todas estas cosas mencionadas arriba son reales, son "productos" que debes pagar, productos en su mayoría elementales.
En mi caso, como ya dije, estoy estudiando filología, y ya veis, dentro de un año tendré que ver cómo todos mis compañeros se marchan de Erasmus mientras yo me quedo. Que si, hay cosas peores, pero hay que admitir que la única forma de aprender un idioma es ir al propio país, sino, por mucho que te gastes el dinero en academias o escuelas de idiomas, poco haces. Pero bueno, para algo está la emigración, ¿no?
Además, está el tema de los estudios y la vivienda, del que no voy a añadir mucho más, por no ponerme de peor humor y esas cosas.
Y viajes. Sí, viajar es todo un lujo, lo mires por donde lo mires. Y me revienta, me revienta tener que limitarme en eso también. ¿Es acaso un capricho querer conocer el mundo? No, en absoluto. Creo firmemente que viajar es una de las cosas que más puede aportar a una persona, que más la puede hacer crecer. Pero aparte de mapas, billetes de avión y direcciones de hoteles, para hacer un viaje tienes que llevar en tus bolsillos dinero, y no poco.
¿Cuál es el fin de esta entrada? Pues quejarme y descargar un poco mis frustraciones, porque sin dinero no eres nadie, y porque empiezo a dudar seriamente eso de que no da la felicidad. Que sí, que no es una forma de conseguir nada, pero de momento tampoco puedo hacer mucho más. Puedo enfadarme con el mundo y odiarlo por ser tan materialista y dejar constancia de mi rabia en un blog, es una alternativa de la que hago uso ahora mismo. Solo puedo aspirar a ganarme la primitiva o buscar un trabajo para ir cubriendo esos gastos, gastos que parecen reproducirse como conejos. Y ojo, hablo de gastos de verdadera necesidad, nada de viajes, ni idiomas, ni libros, ¿eh?
Así que ajo y agua, como dice el refrán, pues parece que estos dos productos son los más asequibles en estas épocas.
¿Cuál es el fin de esta entrada? Pues quejarme y descargar un poco mis frustraciones, porque sin dinero no eres nadie, y porque empiezo a dudar seriamente eso de que no da la felicidad. Que sí, que no es una forma de conseguir nada, pero de momento tampoco puedo hacer mucho más. Puedo enfadarme con el mundo y odiarlo por ser tan materialista y dejar constancia de mi rabia en un blog, es una alternativa de la que hago uso ahora mismo. Solo puedo aspirar a ganarme la primitiva o buscar un trabajo para ir cubriendo esos gastos, gastos que parecen reproducirse como conejos. Y ojo, hablo de gastos de verdadera necesidad, nada de viajes, ni idiomas, ni libros, ¿eh?
Así que ajo y agua, como dice el refrán, pues parece que estos dos productos son los más asequibles en estas épocas.
Pues no da la felicidad... Pero ayuda!
ResponderEliminarBesotes!!!
Queda muy efectista decir que se puede ser feliz sin nada, pero a la hora de la verdad... En fin, qué te voy a decir. Que por el puto dinero mi felicidad se ha ido al traste: he tenido que dejar mi independencia, separarme de la persona que quiero y ... en fin. A lo mejor solo el dinero no da la felicidad, pero sin él tampoco se obtiene.
ResponderEliminarNo tengo ni un duro y, aún así, siento verdaderos e intensos momentos de felicidad frecuentemente. Creo que esta es la lección más importante que he aprendido después de quedarme sin viajes, sin caprichos, sin Internet (tiro de una línea pirata que funciona de vez en cuando), sin compras de NINGÚN TIPO, etc y después de haber tenido que vender todo el oro que tenía (cuatro o cinco cosillas), de haber estado en la cola de Cáritas cuatro veces, "trabajar" por una míseris y alguna que otra lindeza por el estilo.
ResponderEliminarNo voy a decir que el dinero no dé la felicidad, porque no es cierto, da muchísima tranquilidad y compra cosas y actividades que te pueden proporcionar un gran placer (si entiendes el término placer como sinónimo de felicidad), pero también te digo que se pueden tener muchos momentos felices sin él. Todo es cuestión de enfoque. Paso de mirar lo que no tengo, lo que me pierdo, y observo y valoro más que nunca lo que tengo y hasta lo que he ganado. Jamás había aprendido tantas cosas importantes como en este episodio tan chungo de mi vida (y mira que yo siempre estoy aprendiendo cosas), y nunca me había sentido con tantas fuerzas. He descubierto una gran fortaleza en mí que no sabía que tenía. Es una pasada :-)
Me alegro mucho de que sea así Ka. Por supuesto, uno tiene que ver las cosas positivas, y más cuando de dinero (o de su falta, más bien) hablamos. Pero en estos momentos de mi vida y gracias a la situación económica (que de económica no tiene nada) es difícil ver el lado positivo, más que nada porque veo cómo todo se va haciendo cuesta arriba. Por supuesto, tus vivencias no se parecen en nada a las mías, puesto que no he vivido ni la mitad. Y bueno, tan solo espero que si se da el caso, yo también encuentre la suficiente fortaleza para salir adelante. A seguir así :)
ResponderEliminarÚltimamente cuantas veces habré pensado lo mismo...llevo Un año independizada y vaya hay que tener mucho cuidado Jeje.
ResponderEliminarUn beso