Si mi memoria no mentía. 1961, si mi memoria no mentía. ¿Y qué es, acaso, la memoria sino una gran mentira? ¿Cómo podría yo ahora estar seguro de que aquella era, en efecto, la última noche de 1961? O de que la vieja maleta de madera y de hojalata de mi padre está realmente pudriéndose en el huerto bajo un montón de ortigas. O -¿por qué no?- de que no fuera Sabina la que, al irse, arrancó de su sitio y se llevó consigo todas las cartas y fotografías.
¿No lo habré quizá soñado o imaginado todo para llenar con sueños y recuerdos inventados un tiempo abandonado y ya vacío? ¿No habré estado, en realidad, durante todo este tiempo, mintiéndome a mi mismo?
La lluvia amarilla
Julio Llamazares
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