Desde hace ya unos días he visto
en varias redes sociales críticas generalizadas al programa que emite TVE Entre todos.
Desde la repentina -y cobarde-
intervención de dos jóvenes estudiantes que llamaban para denunciar el fomento
de la limosna y la caridad que supuestamente incentiva el programa, aparecieron
opiniones generalizadas apoyando su idea.
Bien, es cierto que cada quien ve
las cosas a su manera, pero en honor a la verdad, yo debo decir que no veo
razones para críticas tan duras, y que la intención en sí misma de Entre todos es buena, de modo que
palabras como “limosna” o “caridad” igual están sacadas fuera de contexto.
Es cierto que, como buen programa
de televisión, en un principio todo se maquilla y se pinta del color de rosa:
las personas que en un momento solicitan la ayuda económica para montar un
determinado negocio lloran de felicidad por la bondad y el buen hacer de
aquellos espectadores que llaman para aportar su granito de arena. No obstante,
es muy posible que, pasados los meses y la dicha del momento, el negocio en
cuestión construido con la buena voluntad de todos al final termine en la ruina
por razones de mala administración o falta de asesoramiento. Es una verdad
innegable, pero es algo que por desgracia ocurre en la vida real.
Además, otros tantos alegan que el encargado de aportar ayudas y subvenciones a las personas que recurren al programa debería ser el así llamado Estado de bienestar, o los servicios sociales o cualquier otra de las entidades especializadas. Sí, está claro que si la teoría se cumpliese, en la práctica no sería necesaria la existencia de Entre todos, pero creo que es evidente que, dadas las circunstancias actuales, es imposible esperar algo que sencillamente no pueden cubrir los supuestos responsables.
El caso es, ¿qué problema existe en ayudar a los demás? No me gusta esta palabra, porque se vincula muchas veces a la religión (al igual que caridad y limosna), pero ¿qué hay de malo en ayudar al prójimo cuando está en tu mano?
En mi opinión, a veces creo que la gente, los ciudadanos, nos hemos centrado en las gravísimas faltas de los gobernantes, algo que es natural, pero nos hemos olvidado también de nuestros compromisos como personas. El “sálvese quien pueda” es el lema generalizado, y hay que aceptar que el egoísmo y el mirar por uno mismo es algo de lo que no solo los políticos son culpables.
No cabe duda de que es tristísimo que el Estado sea incapaz de ayudar a personas en circunstancias de necesidad, pero digo yo que, en vista de la ineptitud política, seremos los ciudadanos de a pie los que debamos actuar. Y es que para salir de una crisis también hace falta aquello que se llama humanidad, y no confundirla con otras palabras.
Estoy de acuerdo en que Entre todos es un programa de televisión con determinados intereses por detrás con resultados relativamente eficaces, pero al menos no solo salen beneficiados los cuatro gatos de siempre.
Y, a fin de cuentas, no deja de ser un intento de ayudar y hacer salir adelante a quien lo necesita. Menos es nada.
Yo soy una de las críticas salvajes de ese espectáculo lamentable que es "Entre todos".
ResponderEliminar¿Qué hay de malo en ayudar a la gente? Nada. Pero, ¿por qué hay que hacerlo por televisión, montando un sarao impresionante, y pagado con los impuestos de todos? ¿Quiere el Estado ayudar a la gente? Que no lo haga a través de la televisión pública. Que ponga bancos de datos en los que "ayudantes" y "ayudados" puedan contactar sin necesidad de ser un espectáculo.
Si hay que ayudar, como ciudadanos, a otros ciudadanos, porque el Estado no cumple su función, pues no queda más remedio. Pero que se haga con un programa así de vomitivo y pagado con nuestros impuestos, pues no. Que con lo que cuesta hacer el programa se podrían dar ayudas directas y con más dignidad.
"Vomitivo" es una palabra que yo utilizaría más bien con programas como Gran Hermano. Igual sí se exagera un poco con los sentimientos, pero al menos a nadie le pagan por hacer teatro.
ResponderEliminarY repito que a mí no me parece una mala idea, al menos no desde su planteamiento. La propuesta de la que hablas sería la ideal, pero en vista de que no se pueden pedir peras al olmo, me parece preferible LA INTENCIÓN de hacer un programa así en vez de quedarnos todos de brazos cruzados.
No lo he visto nunca, ni siquiera sabía que existía.
ResponderEliminarEl programa me parece un poco culebrón que busca la lágrima fácil, pero creo que la iniciativa es buena y loable, aunque sólo hasta cierto punto. Alabo la buena disposición de los ciudadanos para ayudar a los demás (en tiempos como estos parece que es lo único que queda), pero lo que me parece criticable es que sea la propia televisión pública la que lo esté haciendo, cuando se podía estar invirtiendo ese dinero en ayudas y subvenciones para que la gente no tenga que llegar al punto de ir allí a pedirlas.
ResponderEliminarBesos
¿¿¿Está bien montar galas tipo Inocente, Inocente para pedir dinero de cara a las Ongs, tragedias en el tercer mundo, asociaciones de tal o cual problema, etc, Y NO ESTÁ BIEN HACER UN PROGRAMA PARA AYUDARNOS A NOSOTROS MISMOS???
ResponderEliminarMadre mía... yo es que flipo con algunas opiniones...
Sí, deberían ser las entidades públicas quienes echasen una mano o DOS, pero visto lo visto, si tenemos que continuar esperando eso, nos van a seguir dando por el culo.
¿¿Por qué se monta un programa en televisión así??
Porque la tele sigue siendo un gran medio de difusión; porque está comprobado que cuando se hace una gala televisiva para pedir dinero se recauda más que si se organiza un archivo de datos o algo por el estilo para que cada cual haga su contribución; porque el estado, a través de su canal televisivo, intenta quedar bien; porque programas así, que nos recuerdan que EXISTIMOS y que podemos PARTICIPAR, TOMAR ACCIÓN Y AYUDARNOS son necesarios; porque estamos hartos de ver penas y de llevar cinco años escuchando que -la cosa está muy mal- y NECESITAMOS ver algo que rompa con eso (bueno a los amargados no les gusta nada).
En realidad si me pongo, podría dar muchos más motivos por los que creo que iniciativas como este programa son de lo más positivas.
Y estoy con Sofiatura en lo de que para VOMITIVO, lo de Gran Hermano o Sálvame se llevan LA PALMA.
Yo en parte no estoy muy de acuerdo con este tipo de programas. Les hace el trabajo a otros que cobran por hacerlo. No es que esté en contra de la generosidad y el ayudar a los demás pero ¿por televisión? ¿haciendo un espectáculo de eso?... no
ResponderEliminarClaro que hay otros programas más vomitivos, pero eso no es excusa. Es como disculpar a un ladrón porque hay otros que roban y que roban más.
Yo creo que mejor invertir en educación, que por ahí sí salvamos una sociedad.
Besos
No me gusta este tipo de programas. Todos sabemos que la televisión 'maneja' todo lo que sale en ella.
ResponderEliminarPara quienes quiera ayudar, existen muchos lugares donde hacerlo tanto físicamente como económicamente en prácticamente todas las ciudades.
No entiendo que en los momentos que vivimos ahora... la televisión saque beneficio de ello.
Saludos.
Lo has expresado mejor que yo Ka. Sí, eso de ayudas y organizaciones queda muy bonito, pero a la hora de la verdad la televisión tiene un poder que, nos guste o no, mueve mucho más a la gente.
ResponderEliminarY vuelvo y repito: no podemos esperar algo que, por mucho derecho que tengamos, ni el Estado ni nadie va a concedernos.
A mí la idea sigue sin parecerme tan descabellada.
Decir que el programa es vomitivo es quedarse corto. Es mucho peor que vomitivo y desde luego peor que un “Sálvame”. No lo sería en una situación más normal, pero en el contexto económico en el que estamos no hay duda de que lo es. Evidentemente, sentencia tan tajante como la mía, debe ser argumentada.
ResponderEliminarYo he sido, sigo siendo y seré de los que nunca se cansarán de cuestionar este programa. Veo un problema en tu punto de vista. Dices: “Sí, está claro que si la teoría se cumpliese, en la práctica no sería necesaria la existencia de Entre todos, pero creo que es evidente que, dadas las circunstancias actuales, es imposible esperar algo que sencillamente no pueden cubrir los supuestos responsables.”
El problema es que no se trata de una teoría que en la práctica no funciona. El problema no es que “Entre todos” no está ahí para llegar donde no llegan los “supuestos responsables”. El problema es que los responsables de este deterioro social son LOS MISMOS que crean este programa llamado “Entre todos”. ¿Por qué? Muy sencillo: prefieren una sociedad de caridad que una sociedad más justa con derechos sociales garantizados. Les sale más barato así a los grandes banqueros y grandes empresas.
Te leo y me da la sensación de que estés diciendo “sí, ya, si lo ideal es el Estado del Bienestar, pero como no lo tenemos por desgracia, pues bueno, este programa es una buena idea”. Mucho me temo que hay una correlación directa entre esta estafa llamada “crisis” y la aparición de programas como “Entre todos”. De ahí tanta crítica.
Dices también: “No cabe duda de que es tristísimo que el Estado sea incapaz de ayudar a personas en circunstancias de necesidad, pero digo yo que, en vista de la ineptitud política, seremos los ciudadanos de a pie los que debamos actuar”. Por supuesto que los ciudadanos de a pie deben actuar… el problema es que con programas así caemos en una trampa. El Estado del bienestar puede y debe exigirse, es la garantía REAL y TOTAL de asegurarse, todo lo que no sea comprometernos con eso, y caer en la trampa bobalicona de programas como “Entre todos” es condenarnos como sociedad. No sólo no sirve ni como “parche” momentáneo, sino que nos anestesia.
Mmm… ¿Sueno muy trascendente o vehemente? Es posible. Pero uno se da cuenta que el liberalismo económico (o también llamado capitalismo salvaje) es la doctrina que gobierna el mundo. Y que tal doctrina apuesta por eliminar el Estado del Bienestar y, en todo caso, sustituirlo por caridad privada (que de eso trata el "Entre todos" precisamente). Puedes comprobarlo tú misma:
http://www.liberalismo.org/faq/22/#6
“¿Entonces qué proponen los liberales para ayudar a quienes lo necesitan?
Por Daniel Rodríguez Herrera
Lo primero es indicar que con la reducción del intervencionismo estatal se reduce efectivamente el número de personas que necesitan ayuda, siendo más y más los que pueden ayudarse a sí mismos. No obstante, siempre quedan personas que por diversas razones (enfermedad mental, minusvalía, etc.) no pueden hacerlo.
Para estas personas los liberales apoyan los beneficios de la caridad privada (que es voluntaria, y que suele dirigirse a quienes realmente lo necesitan) frente a las políticas sociales de los gobiernos (que para llevarse a cabo necesitan coaccionar violentamente a la gente para sacarles dinero). No obstante, muchos liberales abogan por un papel subsidiario del gobierno en estas materias, pero sólo en aquellos campos donde no actúe la iniciativa privada, si los hubiera.”
El programa “Entre todos” va muy en esta línea de pensamiento. Y lo de que “con la reducción del intervencionismo estatal se reduce el número de personas que necesitan ayuda” es sencillamente de un cinismo repugnante. Después volveré a este tema.
ResponderEliminarSe ha demostrado que la caridad privada es menos eficiente, pero mucho menos, que una cobertura social estatal. Compara sino EEUU (país muy rico, pero con un alto índice de la población en la miseria sin embargo) con los países escandinavos. Es mucho más efectivo un sistema de impuestos (donde el que más tiene más pague, sobre todo las grandes fortunas) que no un sistema caritativo. Esa es la auténtica solidaridad, y la más efectiva. Pero claro… este sistema del Estado del bienestar no interesa a las grandes fortunas. De hecho, el 71% del fraude fiscal recae en la gente más rica:
http://www.elmundo.es/economia/2013/11/28/52972e86684341cf488b4594.html
Hablas de la ineptitud política y de que los ciudanos debemos actuar. Tienes razón. Pero una forma mejor y más eficaz de actuar es denunciar este 71% de fraude fiscal de las grandes empresas. Si esto se erradicase, se acababan los recortes. Así de sencillo.
http://www.vnavarro.org/?p=7559
Porque la caridad está muy bien, de hecho toda la gente que hace donaciones en el programa por supuesto que está movida por nobles intereses. Pero esto es pan para hoy y hambre para mañana.
César Mallorquí, en su blog, definió muy bien la situación económica actual:
http://fraternidadbabel.blogspot.com.es/2012/03/world-around-ssspana.html
<<1. El capitalismo de libre mercado (CdLM) es el único sistema económico (y por ende social) que funciona. Todo lo que vaya en contra del CdLM es perverso.
2. El sistema de libre mercado ajusta la economía por sí solo, de forma automática, castigando a quienes lo hacen mal y premiando a los que lo hacen bien. Por tanto, ya que es un mecanismo perfecto, al mercado hay que ponerle el menor número posible de reglas y restricciones. Anarco-capitalismo.
3. El principio básico es la libertad individual, así que el Estado debe abstenerse de intervenir en la vida y actividades de los ciudadanos. Además, el Estado tiende a ser una máquina burocrática de gastar dinero; por tanto, lo deseable es que el Estado sea lo más pequeño y lo menos fiscalizador posible.
4. En un sistema de CdLM, cualquiera que se prepare, se esfuerce y trabaje lo suficiente, alcanzará el éxito. Por contra, quien no lo haga estará condenado al fracaso.
5. El CdLM no sólo regula automáticamente la actividad económica, sino también la dinámica social. Los ricos lo son porque se han preparado y esforzado más, porque son más listos y trabajadores. Los pobres, por contra, deben su miseria al hecho de ser tontos e indolentes. En un sistema CdLM, todos partimos con las mismas posibilidades, pero a la larga el sistema pone a cada uno en su lugar.
6. Como los pobres lo son por ser vagos e indolentes, intentar ayudarles mediante subsidios es contraproducente. Cuanto peor lo pasen más posibilidades hay de que espabilen. Por ejemplo, los parados están parados por su culpa, así que se busquen las castañas por su cuenta. En términos generales, las políticas de asistencia social son negativas, pues generan gasto y fomentan la indolencia. Por otro lado, los ricos son los mejores ejemplares de nuestra especie, como han demostrado por su brillante capacidad de supervivencia, así que deben ser cuidados, mimados y respetados. Los pobres, por su parte, son los ejemplares menos aptos, de modo que la mejor política es apartarlos lo más posible del foco social y del proceso de toma de decisiones. Este punto, y el anterior, sintetizan el llamado “darwinismo social”. La ley de la selva adaptada a la civilización.
7. Los impuestos son negativos, pues frenan la economía. Además, ese absurdo mito izquierdista de la “redistribución de la riqueza” choca de lleno contra los puntos 5 y 6. Por tanto, los impuestos deben ser lo más bajos posible y con un único tipo impositivo para todo el mundo, con independencia del dinero que gane.
8. Si a los ricos les va bien y ganan mucho dinero, invertirán, crearán puestos de trabajo, y a los pobres, de rebote, también les irá bien.>>
ResponderEliminar¿Y qué tiene que ver esto con “Entre todos”? Muy sencillo: nos cargamos el Estado social, nos libramos de pagar impuestos y nos enriquecemos más. Ah, ¿Qué el populacho está en la ruina? Bueno, pues que se apele a la caridad privada y listos.
Sí, claro, podríamos apostar por otro sistema político que intentara redistribuir más la riqueza, y sería mucho más efectivo para las capas bajas de la sociedad. Pero yo no quiero ganar 1000 millones de euros de beneficio. Quiero ganar 10000. Y en todo caso, si una mañana me levanto generoso, reparto unas migajas y listo.
Dices que <>. Falso. Salen más beneficiados que nunca, precisamente por lo que acabo de exponer. ¿Por qué no había programas así antes de la crisis? Vaya, qué sospechoso.
Dices que <>. Y “Entre todos” está fomentando, paradójicamente, el sálvase quién pueda. ¿Estás en la ruina? Pues búscate la vida, intenta pillar hueco en el programa, ya que no tienes ninguna garantía social del Estado. Ve y llora y da pena ante las cámaras, suplica limosna (sí, no lo voy a calificar de otra manera que limosna).
Una última cuestión, no por ello menos importante: he escuchado a muchos liberales llamar despectivamente al Estado como “Papá Estado”. Te dicen “¿qué pasa? ¿Qué no puedes buscarte tú la vida? ¿Tiene que estar detrás de ti “Papá Estado” para resolvértela?”. Los liberales odian el Estado. Sólo hay un problema (y muy muy cínico además):
1- No quieren el intervencionismo. Si yo gano mucha pasta, ¿por qué tengo que repartirlo con el populacho? Los pobres que se espabilen, que trabajen. Este maldito Estado es muy represor.
2- Uy, vaya… nuestros bancos la han liado parda y se han unido por pura y dura codicia. Y no podemos perder dinero las grandes fortunas. ¿Dónde cojones está el Estado para intervenir y rescatarnos con dinero público de todos los contribuyentes? Cuando ganaba millones a espuertas no quería intervencionismo, no quería pagar más impuestos para los derechos sociales del populacho. Ahora que la he liado jugando alegremente con el dinero de la gente exijo que se nos rescate. Hemos estado años diciendo que no se nos suban los impuestos, que los impuestos son malos y que el malvado Estado no tiene que recaudar para garantizar derechos sociales (“que se pongan a trabajar y gane más dinero la gente con su inteligencia”, declara el joven treintañero que estudió un master en Harvard y ahora tiene un despacho en la empresa del amigo de Papá). Ahora exigimos que a las clases medias y bajas se les suba el iva, se les encarezca el agua y la luz y el transporte público. Porque el Estado debe recaudar… para rescatar nuestros bancos, claro. Botín no puede perder su sueldo.
3- El Estado del bienestar es opresivo, nos quiere expoliar a base de impuestos. Después se extrañan si nos saltamos la ley y evadimos impuestos a Suiza. El Estado debe ser reducido a la mínima expresión. Así que fuera servicios sociales, y privaticemos cuanto más mejor. Ah, espera un momento: he dicho que adelgacemos el Estado, pero no me quites ni policías ni ejércitos. ¿Quién garantizará sino que se nos proteja?
Lamento explicar esta última cuestión de forma torticera. Pero el intelectual Tony Judt (que en paz descanse) lo explica mucho mejor en su obra “Algo va mal”. Copio una reseña:
http://sergiodelmolino.com/tag/tony-judt/
ResponderEliminar<< el Estado no es una abstracción ni un concepto jurídico: está en las oficinas de correos, en la compañía eléctrica, en los ferrocarriles, en el metro y hasta en la televisión pública. Si el Estado se desentiende de todo lo que supone prestar un servicio a los ciudadanos, el sentido de pertenencia de estos a una misma sociedad se diluye. La relación entre un prestador privado de servicios y sus clientes no es ni siquiera un remedo de los lazos sociales y su consecuente sentido comunitario regido por el principio del bien común. Y si un Estado no tiene posibilidad de hacerse notar y respetar a través de instituciones y servicios que transmitan esa idea de bien común, sólo le queda un recurso: la fuerza y la coacción.
Si al Estado le quitamos todo lo que es útil y vertebra una sociedad, sólo quedan los policías. Es decir: que al desmantelar el Estado en nombre del Estado mínimo, se acaba generando un Estado Leviatán mucho más intrusivo y agresivo que el modelo que se pretendía combatir. Esa es la paradoja: al intentar eliminar la pesadilla orwelliana, se llega a ella por un atajo imprevisto.
Eso se ve en los Estados que más han avanzado en la destrucción de los logros socialdemócratas. El departamento de Homeland Security en Estados Unidos y las cámaras de vigilancia del Reino Unido -donde hace poco que se instauró la obligatoriedad del DNI, el instrumento de control político más eficaz que se conoce y al que eran radicalmente contrarios en el mundo anglosajón- son muestras de ello: los estadounidenses y los británicos viven más vigilados y más constreñidos. La policía tiene un poder que no tenía antes, y se aceptan ahora unas intrusiones en la vida privada que hace sólo quince años hubieran resultado inconcebibles.
Cabe pensar si esto es una paradoja o una estrategia deliberada: se adelgaza el Estado sólo en la parte de servicios a la comunidad, pero se engorda en el aparato represivo. Ni ejércitos ni policías han visto sus futuros cuestionados ni amenazados bajo gobiernos neoliberales. Pero la sanidad, el transporte y la educación están siempre en el punto de mira.>>
No niego que los que participan en el programa tengan muy buena voluntad. Pero no saben hasta que punto estamos picando el anzuelo con un programa así. Y que jueguen con la buena voluntad de la gente lo hace, a mis ojos, más vomitivo. Pero como tú bien dices: “cada uno ve las cosas a su manera”. Y así es como lo veo yo.
Disculpa por tanto tocho.
Un saludo.
Al repasar el mensaje, veo que las citas que te he hecho no aparecen ¿? Supongo que tendrás algún sistema anti copia o algo (no sé mucho de esto). Pero creo que mi mensaje se entiende igual (espero).
ResponderEliminarByron, yo pensaba como Sofiatura, pero tu comentario me ha abierto los ojos. Es decir, leía críticas y no las entendía... hasta que tú me lo has explicado. Magnífica exposición. La clave está en tu frase: El problema es que los responsables de este deterioro social son LOS MISMOS que crean este programa llamado “Entre todos”.
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