Imagina que eres un misionero en la Amazonia brasileña que tiene como principal objetivo la conversión al cristianismo de una tribu indígena.
Imagina que convives con los Pirahã, una tribu ancestral que carece de números, términos para referirse al pasado, o mitos de creación de cualquier tipo.
Imagina ahora que, tras mucho esfuerzo y años de dedicación aprendes su compleja lengua y comienzas a entender tantas cosas de su cultura y su forma de ver la vida, que abandonas todas tus creencias religiosas y personales para siempre.
Y por último, imagina que descubres algo tan revolucionario en esta lengua, que puede cambiar las teorías sobre el lenguaje humano para siempre.
Noam Chomsky |
Esto fue, exactamente, lo que le pasó al lingüista Daniel Everett cuando se marchó en los años 70 con su familia con la principal intención de traducir la Biblia para la gente pirahã.
Sin embargo, Daniel no solo encontró obstáculos en el aprendizaje de su complejo idioma, sino también en la evangelización de este pueblo que durante siglos ha rechazado cualquier intento de colonización cultural.
Los Pirahã no creen en nada que no puedan ver con sus propios ojos. Nada de ningún Dios omnipresente, nada de preocupaciones que no vayan más allá de la experiencia inmediata. No quieren nada que no les sea útil para su estilo de vida y su forma de ver el mundo o para relacionarse de forma directa con los demás.
Everett, a parte de afirmar que en esta tribu se encuentran los seres más felices que ha conocido nunca, también asegura que su lengua no posee recursividad, o sea la capacidad para insertar frases dentro de otras frases (El hombre que atrapó al pez era alto).
Para los que no estéis muy metidos en materia, Noam Chomsky, padre de la lingüística moderna, fue el impulsor de una teoría casi sagrada que afirmaba que, precisamente, es la recursividad un elemento presente en todas las lenguas del mundo (gramática universal).
Pero, tras las apreciaciones de Everett y su sospecha de que tal vez el pirahã no respondiese a ese rasgo obligatorio universal, se crearon ciertas fisuras en las teorías de Chomsky que llevaron a turbulentas polémicas en el mundo intelectual, creando una vez más la eterna discusión del mundo científico sobre quién tiene la razón.
A pesar de que es muy difícil posicionarse al respecto, creo que los argumentos de Everett resultan realmente contundentes. En mi opinión, establecer una regla única para describir la comunicación humana me parece un tanto simplista, y creo que sería necesario abrir un poco más nuestro entendimiento del lenguaje en ese sentido.
Además, también es de interés la perspectiva que muestra Everett acerca de las concepciones sobre las culturas primitivas, los estilos de vida, y sobre todo lo que consideramos necesario e importante como comunidad.
En su libro No duermas, hay serpientes, el autor nos habla acerca de su experiencia, de cómo poco a poco se fue introduciendo más en una cultura que terminó por fascinarlo y romper todos sus esquemas vitales. Junto a estas reflexiones, Everett también ofrece una aproximación teórica sobre todos los aspectos lingüísticos que podrían convertir al pirahã en una lengua única.
Así que si os interesa el tema y queréis profundizar en esta peculiar historia, os invito a adentraros en en esta interesante lectura. Y a los que os vaya más lo audiovisual, también existe un documental muy recomendable disponible aquí.
Sin embargo, Daniel no solo encontró obstáculos en el aprendizaje de su complejo idioma, sino también en la evangelización de este pueblo que durante siglos ha rechazado cualquier intento de colonización cultural.
Los Pirahã no creen en nada que no puedan ver con sus propios ojos. Nada de ningún Dios omnipresente, nada de preocupaciones que no vayan más allá de la experiencia inmediata. No quieren nada que no les sea útil para su estilo de vida y su forma de ver el mundo o para relacionarse de forma directa con los demás.
Everett, a parte de afirmar que en esta tribu se encuentran los seres más felices que ha conocido nunca, también asegura que su lengua no posee recursividad, o sea la capacidad para insertar frases dentro de otras frases (El hombre que atrapó al pez era alto).
Para los que no estéis muy metidos en materia, Noam Chomsky, padre de la lingüística moderna, fue el impulsor de una teoría casi sagrada que afirmaba que, precisamente, es la recursividad un elemento presente en todas las lenguas del mundo (gramática universal).
Pero, tras las apreciaciones de Everett y su sospecha de que tal vez el pirahã no respondiese a ese rasgo obligatorio universal, se crearon ciertas fisuras en las teorías de Chomsky que llevaron a turbulentas polémicas en el mundo intelectual, creando una vez más la eterna discusión del mundo científico sobre quién tiene la razón.
A pesar de que es muy difícil posicionarse al respecto, creo que los argumentos de Everett resultan realmente contundentes. En mi opinión, establecer una regla única para describir la comunicación humana me parece un tanto simplista, y creo que sería necesario abrir un poco más nuestro entendimiento del lenguaje en ese sentido.
Además, también es de interés la perspectiva que muestra Everett acerca de las concepciones sobre las culturas primitivas, los estilos de vida, y sobre todo lo que consideramos necesario e importante como comunidad.
En su libro No duermas, hay serpientes, el autor nos habla acerca de su experiencia, de cómo poco a poco se fue introduciendo más en una cultura que terminó por fascinarlo y romper todos sus esquemas vitales. Junto a estas reflexiones, Everett también ofrece una aproximación teórica sobre todos los aspectos lingüísticos que podrían convertir al pirahã en una lengua única.
Así que si os interesa el tema y queréis profundizar en esta peculiar historia, os invito a adentraros en en esta interesante lectura. Y a los que os vaya más lo audiovisual, también existe un documental muy recomendable disponible aquí.
"Los pirahã no tienen el concepto de un dios supremo, de un dios creador. Tienen espíritus individuales a los que creen haber vistoy y seguir viendo periódicamente. Pueden llamar espíritu a un jaguar o a un árbol, según las propiedades que presente. En realidad, la palabra "espíritu" no significa lo mismo para ellos que para nosotros, y todo cuanto se dice debe comprobarse empíricamente."
Pues veré primero el documental y quizás luego me anime con el libro. Y estoy de acuerdo contigo. No creo que una única regla pueda describir toda comunicación humana. Demasiado simple para algo tan complejo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me parece superinteresante, es uno de mis temas recurrentes a lo largo del tiempo. Existe una peli bastante actual, La llegada, en la que se habla de algo parecido. Unos alienígenas llegan a nuestro planeta y su forma de comunicarse es tan diferente a la nuestra que, por supuesto, su forma de pensar también lo es. Para todos los amantes de estos temas resulta interesantísima.
ResponderEliminarBesos.