Antes solía escribir absolutamente todo en diarios personales. Tenía casi una obsesión malsana por archivar la memoria para que ni el más mínimo detalle de mi vida se perdiese. En realidad, tenía tantas obsesiones y tanta nebulosa atormentando mi cabeza, que creo que escribir todo lo que me ocurría era una forma de dejar en el papel parte de ese dolor adolescente. Encontraba una especie de antídoto en todos esos cuadernos que manché con tinta y no pocas lágrimas.
Y esto lo recuerdo porque, cada 1 de enero, comenzaba con ilusión una nueva y reluciente libreta que escucharía con paciencia y devoción las vicisitudes de mi vida, ya fuesen tremendamente emocionantes o increíblemente aburridas.
Después de varios años, acumulo todos esos diarios de la desesperación y la alegría en cajas y alguna que otra estantería. No los leo con frecuencia, he de decir, tal vez por miedo o porque poco o nada me identifico ya con la persona que los escribió.
Y esto se debe a que ya no los necesito como antes. Dicen que quien escribe, lo hace muchas veces para calmar algún dolor (de ahí lo de "antídoto" del primer párrafo) o porque tiene la necesidad de calmar un egocentrismo mal curado. El caso es que, por fortuna, ya mis años nuevos no comienzan en una página en blanco, al menos no literalmente. Y creo, sin dudas, que eso indica algo bueno.
Ya no escribo en diarios, porque ya no duele. Aquellos lápices sin punta, aquellos bolígrafos sin tinta y aquellas libretas de páginas arrugadas ahora son solo un ejemplo de que, como afirma el dicho, no hay mal que cien años dure.
Desde hace ya bastante, voy anotando todo en mi memoria, con tinta invisible, para ejercitarla. La mano que escribía ya me protestaba tanto, que decidí jubilarla por tiempo indefinido.
Y ahora sí, feliz año nuevo.
Yo escribía diarios de niña, los conservo con cariño. Entre los once y los dieciseis años tuve cuadernos preciosos y algunas libretas vulgares (no siempre daba la paga para tanto) que iba llenando con detalladas explicaciones de todo aquello que me pasaba, hasta agobiarme si no recordaba e-xac-ta-men-te lo que había dicho Fulanito o lo que llevaba puesto Menganita.
ResponderEliminarDesde que me hice mayor esos diarios han variado un poco. De entrada, ya no son "diarios", con lo cual podrían titularse de otra manera. Vierto inquietudes, pensamientos, ideas, proyectos... y añado alguna que otra foto, etiqueta, entrada de teatro, o cualquier cosa "enganchable" que me haya gustado...
No es que sean una maravilla, pero cuando la estupendísima YO del futuro los lea, recordará de dónde viene y se le bajarán los humos... ja ja ja.
La Woolf se pegó una jartá de escribir diarios durante toda su vida, y la verdad, son casi mejores que sus novelas, y eso es mucho decir...
(No es que me quiera comparar con ella, pero si hay que inspirarse en alguien... pues mejor la Woolf que la Esteban, pa qué nos vamos a engañar).
:-p
Yo tampoco escribo en un diario pero sí tengo una libreta en la que apunto sentimientos o reflexiones que, por alguna razón, me apetece escribir.
ResponderEliminarAbrazo!
Nunca he sido de diarios, pero coincido contigo en que escribir es liberador. Supongo que intento expresar lo que siento sin que me identifique, así releer es menos vergonzoso.
ResponderEliminarLo dicho, yo también me quedo por aquí. Gracias por encontrarme :)
Biquiños!
A veces he tenido la tentación de empezar un diario (aunque en mi caso sería en el ordenador), pero al final nunca lo he llevado a cabo, ni creo que lo lleve ya. Porque aunque nunca haya escrito un diario, después da vergüenza leer a nuestro yo del pasado (por emails y cosas así lo sé), así que mejor que mi yo del futuro no descubra lo tonto que soy en la actualidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo escribí diarios durante muchos muchos años pero llegó un día que simplemente dejé de necesitarlo, algo parecido a ti.
ResponderEliminarPero escribir es cierto que ayuda y mucho.
Un beso!
Y yo quiero empezar a escribirlos a los 38 años 😊
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada, te mereces lo mejor, te lo digo yo que si jejeje
Un besote 😘
Nunca he escrito diarios. Aunque creo que el blog sí es una especie de diario, ¿o no? yo creo que sí. Recuerdo y creo que nunca llamó mi atención. Lo primero que escribí fue a los 18 años, una reflexión de cómo veía la vida en ese momento.
ResponderEliminarEs bueno leer eso que dices de que ya no duele, eso es bueno.
Otro abrazo.
Cuando se siente la necesidad lo mejor es expresarse y hacer catársis.
ResponderEliminarMe alegro que ya no sientas ese impulso de desahogo, has madurado.
Un gran abrazote, Sofía.