Vocación, bendita vocación

No hombre, no la religiosa, sino la otra. Ésa, sí, la profesional.

Hace unos años hablé de la vocación que se necesita para estudiar filología. Como cualquier otra cosa en la vida, hay que estar seguro de lo que se quiere. Y de que se puede, que no siempre es lo mismo.

Hace unas semanas también comentaba que me iba de prácticas a un instituto a dar clases. Sí, ser profe de secundaria a día de hoy es toda una hazaña por diversos motivos: sufrir (porque no hay otro verbo que lo describa mejor) las oposiciones, estar al pie del cañón para dar la talla en una sociedad que cada vez exige más a los educadores, superar las trabas administrativas, desechar las metodologías pasadas de moda, estar al tanto de las nuevas tecnologías... En fin, que pare usted de contar.

Sé lo que estás pensando, y no: Edna Krabappel no es
el tipo de profesora que espero ser 👧.

En este período, entre otras muchas cosas, me he puesto y me han puesto a prueba. Estar al otro lado de la clase ha sido algo así como cuando te dan una muestra de un producto en el súper. Esto es nada más un trocito del pastel que te puedes llevar a casa solo si estás absolutamente convencido de que te gusta y de que te lo comerás.

Pues lo mismo pasa con ser profe. A pesar de que el tiempo se me hizo corto, la intensidad de lo que aprendí fue suficiente para descubrir que, especialmente en esta profesión, se necesitan muchas ganas, mucha seguridad, energía, paciencia, entusiasmo. Vocación, que le llaman.
Así que, durante y después de las prácticas pude respirar aliviada al comprobar que mis sentimientos tenían precisamente el nombre de esa palabra. Que, por fortuna, la vocación había llamado a mi puerta y yo la había recibido con los brazos abiertos.


Por supuesto, no todo fue bonito e idílico. También pude entender que la docencia tiene sus complicaciones, sus puntos negativos. Los adolescentes son difíciles, hay días que es imposible mantener la apatía a raya, se producen faltas de respeto, muchas veces las cosas no salen como quieres... Después está el funcionamiento del centro, el adaptarte a un sistema con el que puedes no estar de acuerdo, lidiar por mantener un equilibrio en tus relaciones con compañeros, padres, departamentos, y no siempre conseguirlo. Por no hablar de la dificultad de obtener una plaza fija si te quieres meter en el ámbito público y las pocas oportunidades de prosperar en lo privado o por tu cuenta, siendo autónomo. El etcétera da para mucho. 

Así que, después de poner en una balanza lo estupendo, lo bueno, lo regular y lo malo de ser profesora, he tomado la decisión tajante de que quiero dedicarme a la enseñanza. No me importa tanto el dónde, el cuándo, sino más bien el cómo y el porqué. Y la razón de esto es que, como  vi por ahí en una de esas frases típicas de internet, la felicidad está en querer lo que uno hace. 
Qué ganas de que así sea.

Publicado el 10/5/2017





CONVERSATION

15 comentarios:

  1. Si tienes claro lo que quieres, es ya mucho más de lo que tienen muchos a lo largo de toda su vida. Tener una vocación es como tener un don, como spiderman o cualquier superhéroe. De verdad. Antes no lo veía así pero trabajo con gente que no la tiene y debe de ser penoso. Para mí cada día es una aventura, un reto, algo esperanzador, aunque a veces no tenga ganas o no pueda con la vida. Para ellos tiene que ser una tortura.

    Besos.

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    1. Yo también pensé mucho en esos profesores que me dieron en la secundaria a los que se les notaba a leguas que la docencia no era lo suyo. Si no estás absolutamente seguro de que quieres ejercer esta profesión, es mejor probar otra cosa.
      Me alegro de que te apasione tu trabajo, Ro.
      Un besazo!

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  2. Si lo tienes claro, a luchar por ello! Espero que pronto nos digas que ya lo has conseguido.
    Besotes!!!

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    1. Sí, así es Margari, no hay recompensa sin lucha.
      Muchas gracias, un abrazo!

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  3. Sinceramente, la docencia me parece una profesión difícil y nos iemrpe valorada en la adecuada medida. Las personas ponemos en manos de docentes a nuestros hijos y, muchas veces, los desautorizamos sin darnos cuenta que estamos diciendo que ponemos entonces a los niños en manos de cualquiera.
    No sé si se le llama vocación, pero desde luego, te tiene que gustar.
    Besos

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    1. Exactamente. Los profesores tienen que lidiar con muchas trabas y buscar un equilibrio entre la educación que se les debe dar a los chavales en la escuela y la que reciben en casa. Sin duda, la enseñanza no es fácil precisamente, y por eso mismo tienes que estar dispuesto a comprometerte de lleno en este trabajo.
      Un abrazo!

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  4. Me alegro de que lo tengas tan claro. En los tiempos que corren, además de hacer de profesora, probablemente harás también de policía, de psicóloga, de mediadora... pero vale la pena.

    Aunque tú no lo sepas, probablemente dejarás huella en algunos de tus alumnos, y ese tipo de marca dura para toda la vida.

    Yo recuerdo a alguno de mis maestros de vida, gente con vocación que me enseñó a aprender, y no se lo pude agradecer lo suficiente.

    Ah, un consejito: trata bien al conserje, siempre es bueno tener un aliado de a pie.


    Besotes y suerte :-D

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    1. Así es, Nuria. Ésta es una profesión multifunción jaja. Es cierto que hay profesores que lo marcan a uno, para bien o para mal (espero ser de las que dejen huella para bien, claro). Y que sepas que lo del conserje no es la primera vez que me lo dicen jeje :D
      Gracias, un beso enorme!

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  5. Me alegro muchísimo que tengas claro que ésta es tu vocación :) Con esto ya tienes mucho ganado.
    Ahora sólo te falta horas, que tengas la posibilidad de poder trabajar con esto, y que en las listas te cojan pronto.
    ¡Un abrazo!

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    1. Mil gracias, Letraherido. Ahora viene otra lucha para cumplir esa meta.
      Otro abrazo para ti!

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  6. Me gusta tu entusiasmo y tus ganas, seguro que lo consigues. No lo tenéis nada fácil los profesores con una sociedad cada vez más complicada y más crítica. Podría hablar de los profesores que me tocaron a mí, pero tengo más reciente el caso de mis nenes que están en primaria. Les han tocado profesores que llegan a clase, leen la lección, dan una explicación y al tema siguiente sin importar cuántos de los niños lo hayan entendido, por supuesto los resultados de la clase lo dicen todo y por suerte siempre están los profesores que saben escuchar, que tratan de entender que no todos los niños son iguales, que sabe exprimirles, sacar de cada uno lo mejor, que saben motivarles y que se preocupan de si han entendido o no, de repetirles con ejemplos de mil maneras un ejercicio, que saben detectar a tiempo un problema e incluso dar un buen consejo, por supuesto esos son los profesores que los niños recuerdan con añoranza y de los que más aprendemos sin duda. Estaré deseosa de que nos cuentes tus experiencias.

    Abrazos.

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    1. Ese tipo de profesores se los encuentra una toda la vida, desgraciadamente. En el instituto, la universidad, y hasta el máster. No niego que sea una profesión difícil, exigente y que haya veces en las que sencillamente te superen ciertas situaciones.
      Pero, como en todo en la vida, hay que intentar ponerle ganas al máximo. Aún me queda un largo camino por recorrer, pero estaré encantada de contarlo por aquí :)
      Un beso enorme!

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  7. ¡Hola, Sofía!

    ¡Me alegra que lo tengas claro! Yo soy profe de inglés desde hace cinco años y, aunque hay días duros, luego quedan enterrados por los buenos, que son muchos más :) ¡Mucha suerte!

    ¡Un beso!

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  8. Mucha de la gente que me rodea es profesor/a, y curiosamente no hace mucho hemos tenido ese debate sobre el aspecto vocacional. Había de todo, he de decir: quien reconocía no sentir vocación, que aún la mantenía, quien la había perdido...

    Pero creo que si en algo estábamos todos de acuerdo es que si te dedicas a la educación, es necesaria la vocación. Posiblemente sea necesaria en todos los trabajos, pero en algunos más que en otros. Y si la vocación se acaba, quizás sea hora de cambiar de trabajo. En tú caso acabas de encontrarla, así que ahora es el momento ;)

    Un abrazo

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  9. Debe ser una gran sensación descubrir tu vocación... yo no he experimentado ese sentimiento aún ,tengo mis actividades laborales ,pero no puedo decir que haya encontrado mi vocación ,te felicito y espero que pronto consigas progresar en ese duro mundo que es la enseñanza otros. saludos!

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