¡Maldita genética!

Dominique Davis junto a sus dos hijas Amelia y Penny.
Fuente: Cultura Inquieta
¿A quién te pareces más: a tu madre o a tu padre? 
Tengo un par de ojos verdes que posiblemente sean responsabilidad del iris aceitunado de mi madre. De ella también heredé una escasa estatura en la que calzo el mismo enjuto 36. En cuanto a mi padre, mis rasgos faciales recuerdan de manera automática a los suyos. Hay algo en nuestra nariz redondeada que evidencia nuestra relación de padre-hija.
Pero lo cierto es que la cosa no se queda ahí. Porque cuando a una le preguntan a cuál de sus progenitores se parece más, se da cuenta de que esos rasgos identitarios los posee alguien más de la familia. Puede que un abuelo, una tía, incluso un primo lejano. No obstante, la respuesta puede ser relativamente sencilla cuando se trata de apariencia. La cosa se complica cuando nos preguntan por nuestra personalidad, ya que a veces la respuesta puede resultar compleja incluso para el entrevistado.
La genética es, en pocas y simplistas palabras, una ciencia que intenta demostrar que nuestro físico, personalidad e incluso -agárrate, que vienen curvas- nuestra muerte están programados desde el mismo momento en que no somos más que una semilla. Sin duda, es asombroso pensar en la descomunal cantidad de información que cabe en algo tan minúsculo como un gen. Y enterarse de que éste es capaz de repetirse a sí mismo en más de una persona, resulta aún más abrumador. 

Que nadie se asuste ni se aburra, que no pretendo escribir un artículo sobre genética. La razón de esta reflexión me vino porque, últimamente, me doy cuenta de que hay por ahí algún rasgo hereditario que se me acentúa con el paso del tiempo. Se trata de una tendencia al pronto exasperado, de una inclinación al ímpetu, de un arranque de mala leche que se conoce vulgarmente como "tener mucho carácter" que me recuerda ineludiblemente a uno de mis antecesores. A pesar de haber intentado controlarlo un par de veces, ese diminuto punto de ADN me recuerda con cada fracaso que quien manda es él. Tan solo me queda escudarme en la excusa de "lo siento, es que es mi genética" para disminuir los efectos que esto trae a terceros.
Sin embargo, bien es cierto que me consuelo al pensar que no estoy sola, ya que la heredabilidad la he apreciado también en amigos, conocidos y familiares que comparten con algún antepasado más próximo o lejano su predisposición al despiste, el egoísmo, la impaciencia, la antipatía o la dejadez, por poner algunos ejemplos.

 Es importante mencionar que, como es obvio, a los genes también hay que agradecerles por hacer un copia y pega de esas cualidades positivas de nosotros mismos que nos resultan -nunca mejor dicho- tremendamente familiares, que bien podrían ser las antónimas a las palabras enumeradas en el párrafo anterior.
Y, para que no se diga que soy parcialista, soy consciente también de que nuestra personalidad no es algo inamovible, puesto que el entorno y nuestra determinación a resarcirnos pueden hacernos cambiar en mayor o menor medida. Aún así, yo insisto en que siempre habrá algún trazo hereditario del que jamás podremos escapar. Aunque una intente luchar contra la naturaleza dictatorial de los genes, habrán pequeños detalles que, nos guste o no, siempre formarán parte de nosotros. 


Publicado el 17/9/2018


CONVERSATION

16 comentarios:

  1. Me has traído a la memoria las famosas leyes de Mendel y lo del ADN mitocondrial que nos viene a decir que venimos heredando cosas desde hace miles de años, vamos, tantos miles de años que nos dicen hasta cuando nos bajamos de los árboles y en que lugar.

    Saludos

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  2. Los parecidos siempre son opinables, la genética funciona tambien en el carácter, por dentro ¡vamos! y opino que los parecidos evolucionan, Mis hermanos y yo siempre hemos sido como mi padre, llevamos su apellido en la cara, y los andares, pero con los años ahora soy igual que mi madre, pero igual igual. Un abrazote

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  3. Hola Sofía , bienvenida de nuevo , espero que hayas disfrutado de tus vacaciones , en cuanto a entrada decirte , que en eso es verdad , ya que a mi me suelen decir que soy una copia de mi madre hasta en la forma de hablar , y del padre te diré que tengo el carácter fuerte y con mucho genio de mi padre , así algo abra de cierto en todo ello , te deseo una feliz semana saludos de flor.

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  4. Bienvenida Sofía, es un gusto leerte de nuevo y seguro que algo en tu genética te dicta que debes seguir escribiendo lo que te susurra la mente como dice la leyenda de tu perfil :-). Respecto al último párrafo, pienso que el entorno azaroso donde se nace y crece, o el medio sociocultural en el que nos movemos determina algunos aspectos de nuestra personalidad. Incluso factores como la climatología o la luz solar son factores clave para inclinar ciertos estados de ánimo que pueden fluctuar según sean estas condiciones. Pero creo también que de un modo u otro, es el factor genético el que se acaba imponiendo marcando claramente nuestros rasgos personales en cuestiones como el carácter, la extroversión/introversión o incluso el pesimismo/optimismo.
    Un abrazo.

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  5. Es innegable que tenemos una herencia genética de lo que para nosotros pueden ser "defectos" o virtudes". Pero también es importante qué hacemos nosotros con ese material que nos legaron, porque hay partes absolutamente nuestras que pueden paliar lo que consideramos negativo cambiando conductas.
    Es un gran trabajo modelar el temperamento, que es innato y tener un mejor carácter, que es adquirido y modificable. Un trabajo de toda la vida.
    Elegiste un tema muy interesante en tu primera publicación después del descanso.
    Un enorme abrazo, Sofía.

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  6. Yo soy una gran defensora de la genética. Creo que ella es la que fundamentalmente, determina nuestra anatomía, nuestra fisiología y nuestro carácter. Cierto es que muchos rasgos están también determinados por el ambiente, pero de manera limitada.
    A mí siempre me dicen que tengo la misma cara que mi padre, y siempre contesto "Me parezco tanto que hasta yo lo noto". Pero además de la cara, como tú, tengo una heredada tendencia a la mala leche y a la irritabilidad, y esas me vienen de padre y madre.
    Apasionante la genética.
    Un beso.

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  7. ¡Holaaaa Sofía! Me alegra tu vuelta y verte de nuevo por aquí.

    La genética sin duda es la marca de la casa, aunque conozco a niños adoptados que sin parecerse a los padres adoptivos, en los gestos, en las maneras tienen un no se qué que se saca enseguida el parecido. Si hasta los perros se parecen en el carácter a los dueños, pues eso.
    También repetimos comportamientos aprendidos y hasta aprehendidos... pero los genes son poderosos. Sobre el temperamento que apuntan los compañeros (yo también entono el mea culpa, mala milk ocasional aunque ya he aprendido a controlarlo con los años), creo que en gran parte el carácter o temperamento viene determinado por factores biológicos y genético, la buena noticia es que se puede educar, atemporar, medir... a pesar de que la tendencia natural sea saltar a la más mínima.

    Sofía, lo dicho, bienvenida compañera.

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  8. Hola Sofía, bienvenida. Es un placer leerte de nuevo.
    La genética es evidente que tiene mucho a decir aunque también es cierto que la influencia del medio en el que se vive y la familia influyen en configurar la personalidad. Pero el tener los ojos de un color o forma o la estatura desde luego es producto de nuestra genética.
    Pero somos influenciables y el ambiente que nos rodea, la sociedad, dónde vivimos y cómo vivimos, también influye y mucho.

    Me he acordado de esos comentarios que más de una vez he escuchado sobre las personas y sus animales de compañía, sobre todo con perros y es que a veces las mascotas se parecen a sus amos o ellos a sus mascotas, la manera de caminar, las reacciones...así que el medio influye y mucho jajaja perdón pero es que hay veces que amo y perro son idénticos.

    Y en la facultad recuerdo que me parecían apasionantes los estudios relacionados con gemelos criados separados y es que como dice Rosa la genética es apasionante.
    Un beso

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  9. Factores genéticos y ambientales,... que agitados convenientemente dan como resultado lo que somos,... y créeme, no te resistas,... dolerá menos!
    Buenvenida
    ;)

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  10. Como diría aquel: "Yo soy yo y mis circunstancias". La génetica determina muchas tendencias de nuestra personalidad, tendencias que se concretan con la experiencia vital. El entorno en el que nos movemos dicta qué rasgos se imponen. Es cierto que la corriente en plan "new age" cree que lo contrario: que los rasgos de nuestro carácter pueden cambiar el entorno. Soy más partidario de lo primero por aquello del dicho: "la cabra tira al monte".
    Recuerdo un diálogo fantástico de Indiana Jones en La última cruzada. Una belleza le dice que tiene la nariz de su padre, el le responde que las orejas son de su madre, pero el resto es todo suyo.
    ¡Bienvenida de nuevo a la blogosfera, Sofía! Un fuerte abrazo!

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  11. Ainnnns me encanta este tema. Yo soy igual a mi padre, de hecho en algunos lugares me reconocieron por el parecido, y mi hijo es igual que yo y que el, de hecho todo el mundo mantiene vivo el recuerdo de mi padre un poco en parte a mi hijo.
    Respecto a forma de ser soy como mi abuela materna, a veces yo misma me asombro.
    Besos y me ha encantado este post, es muy interesante.

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  12. Mi padre era rubio, con ojos verdes y de estatura normal para la época. Mi madre era muy morena, ojos oscuros y pelo negro, pero dotada de una corta estatura. Los tres hijos (mis dos hermanas y yo) salimos con cabello de color castaño, ojos castaños y de estatura menguada para lo que se lleva, jeje. Yo, que soy el más alto, no llegué a superar la estatura de mi padre, y eso que los hijos suelen ser más altos que sus progenitores. Así que nuestros rasgos vulgares (por comunes) son el resultado de una mezcla del genoma de nuestros padres y el carácter dominante de los caracteres genéticos maternos, tal como rezan las leyes de Mendel. Por cierto, mi abuela paterna también tenía los ojos aceitunados. Bien podría haber salido yo rubio y con ojos verdes, caramba. Aunque, bien pensado, eso no habría sido garantía de haber ligado más, jajaja. Y es que la timidez también la heredé de mi querido padre.
    Pero lo mas curioso de esa herencia genética ya no es la expresión de esos caracteres físicos sino que, a medida que van pasando los años, especialmente ahora que ya peino canas, observo que algunos de mis gestos y forma de hablar e incluso de reír, cada vez se parecen más a los de mi padre, cosa que antes no era así. ¿Acaso habrá un efecto genético retardado que solo se manifiesta en la madurez?
    Un abrazo y bienvenida de nuevo a la blogosfera.

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  13. Qué buena entrada para volver, Sofía. Me encanta.
    La genética es la que es, pero también tiene mucho que ver los factores externos, el ambiente donde creces y el entorno donde evolucionas como ser humano, hace que los rasgos de los que ya estamos predispuestos se agraven o mengüen, pero estar, están. La excusa "lo siento, es que es mi genética" es genial y creo también la usaré.
    Un besote, y feliz regreso.

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  14. Qué tema te has traído para tu vuelta al ruedo querida Sofía, ya te extrañaba también; no tenía de donde tomar ideas, jajajajaja, como ha pasado más de una vez.
    Yo me di cuenta un día de cuánto me parecía a mi padre, un parecido que no me hizo nada de gracia. Así que me identifico con muchas cosas de las que mencionas, eso de ese gen que no descansa, y que sin que te des cuenta aparece de nuevo mandando todo al carajo. Alguna vez dije que era un monstruo escondido tras los arbustos que nunca duerme.
    Y Gil ha salido tan parecido a mí el pobre, jajaja. Mas bien pobre de su madre que debe verme cada día en él, y además ella fue la que eligió que se llamara como yo. Pues es que me amaba la pobre, jajajaja.

    Pero ya ves aquella frase, creo que de Camus: Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros. Así que ya veremos qué pasa.

    Te mando un grandísimo abrazo y un besazo.

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  15. hola y bienvenida!! la genetica a veces nos sirve como alabanzas o para salvarnos de un mal caracter, por ejemplo como disculpas, jaja, somos como somos y no hay mas!! gracias, saludosbuhos

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  16. Hola AAA. Qué gusto volver de las vacaciones y ver que estás ya en activo.
    Ay y,la genética. ... a priori, en mi caso, me ves y ves a mi MADRE.. mismas piernas, forma de sentarnos, número de pie, ojos verdes.... pero el carácter es de mi padre, o mejor dicho de mi amama (mi abuela) , por un pronto temperamental, aunque está mezcladito, eh..... lamentablemente, tb he heredado de mi padre los nervios, las molestias de estómago , la gota..... y un montón de cosas más.
    Me gusta ese enfoque, estaría bien decirle a alguien " lo siento, son mis genes", jajjajaj.
    Un beso.

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