Como los libros, hay series que te enganchan y te hechizan desde el primer momento. Es verdad que también es posible ir pillando poco a poco el gusto a una historia, ya sea en papel o en pantalla, pero el hecho de que algo te atrape desde el primer momento es un hecho que ocurre tal vez con no demasiada frecuencia. 

Me ha pasado justo lo primero con Gran hotel, una serie de época que se estrenó en 2011, y que tras tres temporadas se dio por finalizada. Lejos de lo que pueda parecer, su corta duración no se debe precisamente a un éxito escaso de audiencia. 

Como dije arriba, desde el primer capítulo Gran hotel consiguió conquistarme, ya no solo por lo bien hecha que está y por el buen reparto con el que cuenta, sino porque realmente la trama es adictiva como una droga. Tiene un estilo bastante próximo al misterio policial, pero con matices. Hay crímenes, sospechas, intereses familiares e incluso historias de amor, elementos que se entrecruzan en una complicada red de mentiras y apariencias. 

Aún no he terminado de verla, pero no creo que me decepcione, y aunque así fuese, no podría obviar los grandes momentos de emoción vividos (estoy un poco cursilona hoy). Además, es una muestra de que no todos los productos made in Spain son malos o mediocres, y que cuando se quiere también se pueden crear series televisivas a la altura.

Yo, por mi parte, no solo recomiendo gran hotel, sino que además prometo que, en los próximos días, haré un análisis de los personajes (que son obviamente el eje central de la historia) y de las impresiones finales de la serie. Para los interesados, dejo aquí un enlace al tráiler de la serie.