El síndrome de Rosalía


De Rosalía de Castro dicen que fue una mujer taciturna, depresiva, melancólica. Sufría una enfermedad del alma que la mantenía en un estado de continua aflicción y ojos alicaídos que se convirtieron en un símbolo característico de la literatura gallega. Quién sabe si dicho sentimiento, mezclado con la frustración de una pluma que, por femenina, no podía escribir libremente, fue el que despertó su inspiración más profunda, sus negras sombras que la perseguían allá a donde iba. 

Pero no es que Rosalía fuese una mujer triste, simplemente. Lo que acuciaba a la escritora gallega era en realidad un miedo terrible a la felicidad. Pensaba, ahogada por el peso de la melancolía, que los momentos de regocijo tendrían consecuencias nocivas garantizadas. Que una sonrisa se pagaría más tarde con cientos de lágrimas, que la alegría traería detrás de sí un castigo doloroso por haber osado traspasar los márgenes grises de la tristeza. De este modo, Rosalía vivía presa de una pescadilla que se mordía una cola cargada de perpetua amargura. 

A pesar de ser una mujer también combativa y de ideas fuertes -aspecto del que se habla menos de lo debido-, la poetisa se vio despojada de su derecho a ser feliz por ese síndrome apesadumbrado que la acompañó durante la mayor parte de su vida.
Recuerdo lo sorprendida que quedé al enterarme en aquella clase de literatura de ese "Complejo de Polícrates" del que supuestamente era víctima. Tal vez la ingenuidad de la adolescencia me hizo pensar entonces que Rosalía se amargaba la existencia porque quería, la pobre. 

Sin embargo, con el tiempo empecé a entender que había juzgado muy dura e injustamente a la escritora. Porque, mirándolo fríamente, El síndrome de Rosalía es un mal mucho más común de lo que parece. Cuántas veces esa enfermedad se manifiesta de manera tal vez volátil o efímera, pero reincidente, en esos momentos en los que sospechas que la alegría y la tranquilidad pueden preceder alguna tormenta. Esas ocasiones en las que dejas de disfrutar, en las que te empeñas en acortar la felicidad con dosis de absurda preocupación, de problemas inventados y de sufrimientos voluntarios.

Nadie le teme a ser feliz, al menos en principio. Pero lo extraño del caso es que con frecuencia me he sorprendido a mí misma acelerándome hacia ese abismo de sospechas porque todo va bien, a ese temor a que lo bueno esconda algo malo justo después. No obstante, a Rosalía hay que perdonarle el absurdo de su enfermedad. A los demás, creo yo, nos sobran pastillas de carpe diem como para permitirnos el lujo de asustarnos por la infelicidad tanto tiempo antes de que llegue, si es que llega. 


Publicado el 25/9/2017 


CONVERSATION

41 comentarios:

  1. Ese síndrome no existía en el tiempo que vivió Rosalía, lo ideó años más tarde el tío del diván, Freud; el problema de Rosalia es fácil de analizar con la mirada de hoy, hablamos de una mujer; que vivió en la mitad del siglo XIX; en España, un siglo de mierda, como los que vinieron más tarde; que era una escritora y además poetisa; pero lo más de lo más es que escribía en gallego; con este curriculum ¿se puede ser feliz?, sinceramente ¡¡no!!.

    Saludos

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    1. Así es, Emilio. En el enlace de "Síndrome de Polícrates" especifica que fue Mister Freud quien inventó (o dio nombre) a dicha enfermedad.
      Por otra parte, está claro que Rosalía no las tenía todas consigo, pues fue una mujer demasiado adelantada en una época y una sociedad retrógrada y conservadora. Así que no, es normal que sufriese de infelicidad esta gran mujer.
      Un abrazo.

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  2. Como dice Emilio Manuel, es la época, el carácter gallego y el idioma, que fuera de allí, y no se entendía y ademas costaba sacarlo de allí. No se si fue feliz o que necesitaba para serlo. Un abrazo

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    1. De hecho, Rosalía escribió buena parte de su obra en castellano, aunque siempre defendió su lengua y su esencia gallega.
      Abrazos.

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  3. A veces pasa, en vez de aprovechar esos momentos de felicidad, no nos fiamos de ellos y pensamos en lo que puede venir después.
    Besotes!!!

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    1. Así es, Margari. Tenemos la fea costumbre de amargarnos antes de tiempo.
      Besos.

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  4. Interesante, aunque he leído la obra de Rosalía de Castro y en su momento estudiado su biografía no recordaba esta característica que desde luego impregna toda su obra.

    Como dices su incapacidad para ser feliz en el presente quizás adelantándose a un futuro que no conoce, hace que no disfrute ni siquiera el momento presente. Me has hecho pensar con tus palabras en que es muy habitual y que hay bastantes personas que se olvidan de disfrutar el día a día, a veces planificando o soñando con un futuro mejor y otras ancladas en el pasado. Es importante hacer caso de ese consejo tan repetido de vivir el día presente, concentrarse en lo que se está haciendo y disfrutarlo porque todo pasa muy rápido y vida solo tenemos una, así que mejor vivir disfrutando.
    Un saludo

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    1. Así es, Conxita. Es verdad que suena un poco a tópico eso de que hay que disfrutar el momento, pero creo que es necesario recordarlo, pues tenemos esa tendencia de pensar en lo malo cuando lo bueno acaba de llegar.
      Y vida, solo hay una.
      Un abrazo.

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  5. Me ha interesado mucho que nos introdujeras en un aspecto de la vida de Rosalía de Castro no demasiado conocido: su miedo a la felicidad. También creo que una mujer del siglo XIX, con inquietudes artísticas y sensibilidad social no la debía pasar bien, agudizándole el complejo de Polícrates.
    Tus reflexiones me hicieron pensar que en la actualidad ese síndrome está más difundido de lo que creemos.
    Excelente artículo, Sofía.
    Un gran abrazo y buena semana.

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    1. Muchas gracias, Mirella.
      Como le comenté a Emilio, Rosalía tenía motivos para vivir presa de ese síndrome que la alejaba de la felicidad. Creo que en torno a ella se ha creado todo un mito, donde no se sabe bien qué es verdad y qué es invención, pero de lo que no cabe duda es que Rosalía desprendía gran melancolía en todas sus obras.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Yo siempre he pensado que, salvo circunstancias objetivas, la capacidad para ser feliz es genética. Conozco gente que solo tiene motivos para serlo y busca problemas e inconvenientes donde no los hay, y conozco otras que con un montón de problemas, lo ven todo con optimismo y afán de superación.
    Lo de Rosalía, si es un síndrome con nombre y apellidos, también genético, claro, pero más grave. Yo he sentido alguna vez esa sensación, ese "todo va demasiado bien, no puede durar", pero la verdad es que ha sido un pensamiento fugaz.
    Interesante post.
    Un beso.

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    1. No sé si es una cuestión de genética, o de actitud. Hay personas que se muestran positivas ante los problemas, mientras que otras se dejan arrastrar por la negatividad a la mínima. Por otro lado, también he leído que hay personas más propensas a sufrir enfermedades como la depresión, de manera que ahí sí influye más la genética.
      En cuanto a lo de acortar un momento feliz, creo que nos ha pasado a todos. Lo importante al final es para el síndrome a tiempo.
      Abrazos.

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  7. Desconocía el síndrome del que hablas Sofía, al menos el nombre de la enfermedad, tampoco el que nombrais de ?polícrates? Un aspecto más de Rosalía, pero ¿quién no ha tenido algún episodio de, por decirlo suavemente...melancolía? Aunque procuro seguir al pie de la letra el lema de "Más Platón y menos Prozac".
    Un beso mi niña.

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    1. Ese tal síndrome de Polícrates fue ideado por Freud. No sé hasta qué punto se puede aplicar al estado emocional de Rosalía, pero está claro la escritora sufría severos episodios de melancolía.
      Muy sabia decisión esa de seguir más a Platón que a Prozac.
      Un besazo, Tara querida.

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  8. Vaya, pues creo que algo de ese síndrome debo tener, cuando mi mente se preocupa por cosas que aún NO han pasado, y probablemente ni pasen XD
    Muy buena entrada :)
    ¡Un abrazo!

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    1. Tú y todos, Letraherido. Cuántas veces me habré puesto a darle al coco pensando en lo malo que estaba por venir, y cuánto tiempo se pierde con esos pensamientos.
      Muchas gracias.
      Un abrazo!

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  9. Una entrada muy interesante, que me ha revelado algo que desconocía, no solo de esta escritora sino como un síndrome reconocido en determinadas personas.
    Aparte de ridículas supersticiones, algo de cierto hay en esta suposición de que cuando algo nos hace muy felices, tememos que de pronto nos sobrevendrá alguna desgracia. Debe ser el miedo a que algo o alguien nos prive de la felicidad, eso que a veces es tan difícil de conseguir.
    Un abrazo.

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    1. Sí, Josep. Puede ser que a veces palpamos tan de cerca la felicidad que el propio miedo a que se acabe se hace más fuerte. Yo procuro que ese Polícrates condenado me visite lo menos posible.
      Un abrazo.

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  10. Hola Sofía, ese homenaje a la escritora gallega por un lado, y por otro, una reflexión sobre esos males de antes y de ahora: como ser feliz y no morir en el intento. Hay muchos tópicos sobre esto ¿la depresión se hace a sí misma o se nace con ella?¿los gorditos son más simpáticos y felices? ¿dedicamos tiempo y lo perdemos en buscar la felicidad? Me quedo con el momento, vivirlo intensamente siendo consciente. No conozco bien la biografía de esta escritora y el alcance de su "supuesta enfermedad" ni tampoco tenía idea de ello. La entrada me parece un acierto por el tema que has tratado. Un abrazo

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    1. Emerencia, muchas gracias. Me alegro de haberte acercado un poco a este aspecto de Rosalía, y además coincido plenamente en que el momento hay que vivirlo. En cuanto a esos tópicos, creo que no hay respuestas categóricas, pues depende de cada caso.
      Un besazo.

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  11. Las personas creativas solemos llevar por dentro una fuerte dosis de melancolía, una cierta tendencia a la tristeza, y también a la pasión, a la emoción desmesurada... La creatividad conlleva sentir con mayúsculas... y esa fuerza, esa sensibilidad, también nos hace temer el precipicio y las consecuencias que conlleva sentir tan plenamente. Sentir así es como descender por un tobogán sin control, desmesurado y febril, ¿y quién no se siente vulnerable ante semejante intensidad? Y si sólo así eres feliz, entonces, sí, también tienes miedo a ser feliz. ;)

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    1. Estoy de acuerdo en que la sensibilidad a veces nos lleva a estados de melancolía, tristeza, insatisfacción. No obstante, pienso que también es importante la gestión de las emociones negativas, pues no se puede llevar una existencia en la que seamos esclavos de nuestra aflicción. Por tanto, creo que Rosalía pagó un precio muy alto por esa sensibilidad a flor de piel que le dio cosas buenas como el don de la escritura, pero que también la hizo desdichada.
      Gracias por quedarte y comentar, Maite.
      Un abrazo.

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  12. ¡Hola, Sofía!
    Me ha encantado este artículo, bueno que te digo, solo con leer que lo que tenía era un miedo terrible a la felicidad, he quedado totalmente impactada.
    ¿Cómo puede uno temerla? Quizás porque en los mejores momentos de su vida, ¿iban cogidos de la mano de la desgracia? Aun así, es muy duro vivir apocado a la tristeza y no disfrutar de los buenos momentos, que al final son esos los que nos hacen seguir adelante.
    Un besazo.

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    1. Irene, me alegro de que te gustase.
      Yo recuerdo que también me impactó bastante aquella particularidad de la escritora. Pensé, y de hecho, sigo pensando, que es una condición psíquica terrible.
      No conozco la biografía de Rosalía de manera pormenorizada, pero es posible que la vida que le tocó vivir no fuese precisamente la más feliz, por las dificultades a las que tuvo que hacer frente.
      Sea como sea, pienso que es necesario disfrutar al máximo todas las veces que podamos.
      Un beso.

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  13. ¡Por fin puedo visitarte, Sofía! Y qué post tan genial acabo de leer. Quizás ese síndrome se trate, no tanto de un miedo a la felicidad sino a que, cuando se tiene o se está feliz, se rompa o se deje de serlo.
    Justo ayer estuve con una amiga que ha tenido la desgracia de caerle en la cara ácido sulfúrico en un accidente doméstico, y me decía "es que ya me parecía a mí que todo me estaba yendo muy bien...". Yo le hacía ver que los accidentes no son más que eso, y que suceden tanto en épocas de "bonanza" como en épocas "adversas".
    Tu post me ha recordado esa conversación y me ha resultado interesantísimo, desconocía que a Rosalía le pasara esto.

    ¡Un beso!

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    1. Chelo, bienvenida de nuevo.
      Vaya, sí es duro lo que me cuentas. En situaciones como las de tu amiga entiendo que sea inevitable desmoralizarse y caer en estados de rabia o dolor. No obstante, también yo pienso que lo malo no tiene por qué venir precedido de algo bueno, al menos en la poca experiencia que poseo.
      Gracias por dejar tu opinión.
      Un beso.

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  14. Personalmente estoy de acuerdo con Mirella. No se si tenía ese síndrome pero su situación debía ser un tanto complicada. He visto algunas fotografías suyas en su casa museo de Padrón y su vida no debió ser nada fácil.

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    1. Sí, Norte. Rosalía sufría una morriña autóctona de las tierras gallegas sumada a una vida de frustraciones por ser una mujer que deseaba opinar y escribir en una época que no le correspondía.
      Un abrazo.

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  15. Pues no sabía ni de esta escritora ni de este el complejo del que hablas. Pero sí creo que está más presente de lo que creemos, yo he hablado alguna vez del "pesimista de los peros", ese ver siempre alguna mancha y creer que algo malo vendrá luego. O será que soy yo quien ve las cosas así más de lo que debiera?
    Abrazos Sofía.

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    1. En ocasiones es inevitable dejarse llevar por el pesimismo, Gilo. Como le dije a Julio David, el quid de la cuestión es saber encontrar ese punto medio entre el positivismo flower-power absurdo y el síndrome de la escritora gallega, cosa que a veces no es nada fácil.
      Un fuerte abrazo.

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  16. Hola, Sofía! Desde luego la entrada da para mucho, tanto como para un debate sobre la felicidad. No he leído a Rosalía y apenas sé de su vida, pero debió de ser una persona sensible, solo así se escribe poesía. E inteligente, solo así se duda. Yo es que huyo del concepto de felicidad, ¿qué significa? ¿Existe un ideal absoluto de felicidad? ¿o esta admite grados, es decir, se es más o menos feliz hasta llegar a la tristeza? Me pasa como con el concepto salud. Si uno entiende que estar sano es no tener absolutamente ningún tipo de molestia, todos estamos enfermos. Algo que por otra parte encanta a farmacéuticas, homeópatas y demás mesías de la salud. Si entendemos por felicidad un estado de plenitud en el que todas las facetas de nuestra vida se encuentran a un nivel de armonía ideal, pues todos somos depresivos. Algo que también gusta mucho al negocio de la autoayuda. Por otra parte esta la moda de los síndromes, que parecen partir de un ser humano ideal al que sus carencias emocionales se pueden explicar por un síndrome o enfermedad psicológica. Pienso que en realidad cada persona tiene su carácter, sus rasgos de personalidad y la estabilidad solo se consigue aceptándose tal cual es. Y tomárselo con humor. No tomarse en serio a uno mismo es algo muy recomendable. Un abrazo!!

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    1. Yo creo que es imposible encontrar la felicidad en todos los aspectos de nuestra vida. Puede que estés fantásticamente en el trabajo, que tengas una vida familiar plena, una casa bonita, pero igual no encuentras pareja, o no puedes tener hijos, por poner algún ejemplo. Por tanto, pienso que al final es necesario dar más importancia a los aspectos positivos e ir trabajando poco a poco sobre los negativos, pero sabiendo que la perfección es simplemente inalcanzable.
      Además, te doy toda la razón en que aceptarse a uno mismo es una de las principales claves de la felicidad. Y mira que odio los libros de autoayuda jaja.
      Abrazos.

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  17. Muy interesante, Sofía. A mí me interesan mucho los temas de psicología o psiquiatría y suelo leer sobre estos temas (a nivel usuario, por supuesto). Creo que a veces nada puede explicar la sensación de tristeza y vacío que puede sentir un ser humano, ni siquiera sus circunstancias, que son algo subjetivo. Si no ¿cómo explicar que gente que no tiene apenas para vivir se considere feliz? Siempre he pensado que hay cosas que se nos escapan todavía en este mundo tan complejo que es el "alma", pero bueno eso es otra historia.
    Me ha encantado tu artículo, Sofía, con el ejemplo de Rosalía de Castro.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Ziortza, muchas gracias.
      También creo que el estado anímico y la felicidad personal dependen de cada persona. Como bien dices, gente que no tiene ni para comer a veces se muestran mucho más felices que los que tenemos de todo y más. También pienso en esas personas que tienen dinero, éxito, pareja, hijos, y de pronto te enteras de que se han suicidado porque sufrían una grave depresión.
      La mente humana es un gran misterio que nunca llegaremos a entender del todo, en mi opinión.
      Un besazo.

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  18. Hola Sofía, me parece muy interesante lo que cuentas de la genial escritora gallega Rosalía de Castro. A mi modo de ver, diversos factores como la cultura, el idioma, el ser mujer y escritora, una sensibilidad a flor de piel. Todo ello hicieron de ella una persona en extremo sensible.

    No sabía del nombre de ésta enfermedad de Freud, en la que difiero. Creo que la escritora tenía alteraciones del estado de ánimo (depresión mayor), lo que la impedía ser feliz, pese a sus logros.

    Un abrazo literario

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    1. Hola, Lola, y bienvenida.
      las teorías de Freud hay que tomarlas como una aproximación. No tengo información suficiente como para saber qué le ocurría realmente a la escritora, pero supongo que sería una mezcla de todos esos elementos que mencionas, ligado a algún tipo de predisposición psicológica, pues, según dicen, hay personas más propensas a los estados depresivos por cuestiones genéticas.
      En cualquier caso, lo que está claro es que todos hemos sufrido alguna vez de ese síndrome.
      Muchas gracias por pasarte a comentar.
      Un fuerte abrazo, también literario.

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  19. Gran defensora de su tierra, y de su lengua. Has escrito una estupenda entrada Sofía. Mi marido como gallego que es, muy cerquita además de donde Rosalía pasó sus últimos años, conoce mejor sus poemas que yo. Siempre que se acerca a sus versos, me dice que le embarga una tremenda morriña. Me ha gustado especialmente este post.

    Abrazos.

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    1. Ya sabemos que la morriña es un estado que los gallegos llevamos impreso en el alma. Sí, fue una gran escritora que marcó las letras gallegas como pocas, a pesar de los males que la acuciaban.
      Me alegro de que te gustase, Mer.
      Un besazo.

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  20. Dicen que en la ignorancia, en el no saber, está la felicidad. Yo creo que eso es una verdad a medias, pues también ser consciente del mal y los peligros nos ahorra muchos dolores de cabeza. Lo importante es saber encontrar un término medio entre el síndrome de Rosalía y la felicidad del ignorante.
    Un abrazo.

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  21. Nunca me había planteado en esos términos el "temor" por ser feliz, pero sin duda padezco el síndrome más a menudo de lo que me convendría. Soy consciente de ello y lucho contra la negatividad, la anticipación en términos desafortunados, lo absurdo de perder el tiempo con imponderables color negro. A pesar de ello, caigo una y otra vez. También es cierto que la vida recientemente me ha dado motivos para ello, pero hay que sobreponerse...

    Amena y muy interesante tu reflexión, Sofía, además de haber aprendido cosas que no sabía sobre Rosalía de Castro. He disfrutado mucho la visita a tu blog :)

    ¡Un beso!

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  22. ¡Hola, Sofía!

    ¡Qué entrada más interesante! Reconozco que no conozco la vida de Rosalía de Castro, pero me he quedado pegada al ordenador leyendo tu entrada. Es una mujer de lo más interesante y creo que todos en algún momento hemos padecido este síndrome. ¡Tendré que investigar más sobre ella!

    ¡Muchas felicidades por la entrada!

    ¡Un beso, Sofía!

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