Grandes esperanzas

Una de las más aclamadas novelas de Dickens contaba la historia de Pip, un niño huérfano y pobre que soñaba, por encima de todas las cosas, con convertirse en un notable caballero y estar con el amor de su vida. Aquel libro se llamó Great Expectations en su versión original, mientras que al español se tradujo por Grandes esperanzas
Estos días de ociosidad forzada, en las que una siente que de repente se está más atento a lo que antes se miraba con prisas y falta de tiempo, me doy cuenta de que, quizá, hay cierta imprecisión en llamar esperanzas a las expectativas, o viceversa. Y más en este momento. 

La razón es que las expectativas me parecen sinónimos de ilusiones. Hay en ellas un toque más certero de ganas, de emoción por ver cumplido algún sueño u objetivo. Es indudable que quien está expectante espera, pero con más tensión y curiosidad. No obstante, estar esperanzado denota una posición más cauta, puede que exenta de expectativas, curiosamente. La esperanza reside en la confianza de que algo positivo para nosotros ocurrirá, sin indicios tan fuertes de que así vaya a ser.

Por ejemplo, este 2020 comenzó con grandes expectativas para quienes veíamos nuestro futuro laboral y personal cargado de oportunidades. Todos tomábamos esas 12 uvas cargadas de posibilidades, pensando que este sí que este sería nuestro año. Así, yo “expectaba”, junto con otros miles de personas, progresar, cambiar, mejorar. Otras tantas ansiaban independizarse, cambiar de trabajo, trasladarse a otra ciudad o país, viajar. En fin, las expectativas de todos, en mayor o menor medida, se vieron truncadas por los últimos acontecimientos. 
Y ahora, con la incertidumbre pululando a sus anchas por el mundo adelante, hemos tenido que cambiar nuestras expectativas por esperanzas. No sabemos bien qué soñar a partir de ahora, porque el futuro parece terriblemente incierto, por lo que ahora no tienen sentido las primeras, sino las segundas. Incluso para aquellos que no tenían nada de unas ni de otras.
En suma, estos días recuerdo Grandes esperanzas no porque esté en desacuerdo con la traducción, sino porque creo que aquel niño, Pip, nos demuestra que hay una diferencia vital entre ambas palabras. Su historia está plagada de continuas contrariedades en las que sus deseos se ven mermados a medida que transcurre su existencia. Pero siembre saliendo adelante con el carácter de quien sigue esperando algo mejor. La vida es en sí misma un camino donde las expectativas a veces se cumplen y otras se truncan, y es en este último caso cuando las grandes esperanzas aparecen, normalmente para salvarnos.


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11 comentarios:

  1. Esperanzas de cambio, de un cambio real a nivel global, que no sea la economía y el mercado lo que domine, que de una vez por todas, el ser humano ocupe el lugar que le corresponde y no el dinero.

    Saludos

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  2. Al final nos acostumbramos a todo, a lo que nos pasa, y a lo que nos espera tambien nos adaptaremos, aunque está claro que la generación del coronavirus marcará una época. Abrazos

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  3. Interesante análisis de las diferencias entre expectativas y esperanza. Nunca se me había ocurrido, pero tu reflexión me ha parecido muy acertada.
    Para mí el 2019 terminó mal, y el 2020 no empezó mucho mejor. Nada grave, unos problemillas leves de salud (puede que una infección de Covid-19 que interpreté como gripe, aunque bien podría haber sido simple gripe) y alguna contrariedad menor, pero que me hicieron un día comentarle a mi marido que este iba a ser un año nefasto. Para nada imaginaba yo la deriva que iban a tomar los acontecimientos.
    Un beso y a resistir.

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  4. Nuestra mayor esperanza deber ser tener expectativas, aunque veo difícil tener expectativas sin tener esperanza...
    Saludos.

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  5. Buena reflexión acerca de las expectativas y las esperanzas, dos palabras que solemos confundir. Este año ya en cuanto a expectativas, pocas. Pero la esperanza nunca hay que perderla.
    Besotes!!! Y cuídate mucho!

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  6. Qué bonito e interesante baile semántico, Sofía, aderezado de una reflexión que en estos días no puede escaparse a los acontecimientos que vivimos. Creo que estás en lo cierto, todos hemos tenido que cambiar nuestras expectativas sobre asuntos muy concretos, por esperanzas algo más "relajadas". En mi caso es un mero mecanismo de defensa. Ya no espero con impaciencia lo que yo había propiciado y debía suceder, sino que contemplo con resignación la posibilidad de que siga sucediendo más adelante, si tengo suerte, y no se trunque por completo...

    Un beso grande y ánimos, que de todo se sale :))

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  7. Hola guapa, que gran verdad en esta vida no hay nada decidido y dicho
    Ya que muchas vece hacemos planes, y estos no salen cuando queremos, yo tengo
    Fe y esperanza de que esto termine pronto y todo vuelva a la normalidad.
    Me alegro de volver por estos lares amiga mía, te deseo una feliz noche besos de flor.

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  8. ¡Hola, Sofía! Nacemos cargados de sueños y envejecemos con la mochila repleta de pesadillas, je, je, je... Bueno, ahora más en serio y siguiendo tu reflexión diría que la expectativa es el punto medio entre la Esperanza, el deseo de que el futuro nos depare algo bueno, y la Ansiedad, la sensación de que el futuro nos deparará algo terrible. Mostrarse expectante nos hace poner un pie en el presente y otro en el futuro, un futuro siempre impredecible e incontrolable. Pienso que la actitud para encararlo es asumir que todo nos puede pasar, no solo lo imprevisible, si no también lo improbable. Pero siempre debemos contar con nuestra mejor arma: la adaptación. Solo así mantendremos la perspectiva. Un abrazo!!

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  9. Así es Sofía, "Grandes esperanzas" es una novela donde el protagonista padece desde la primera página, todo son dificultades. Si no recuerdo mal comienza con el pobre niño llorando junto la tumba de sus padres. Ganas me dan de releerla porque es una de mis favoritas. Es tiempo de esperanza, las expectativas, visto el paisaje que dejará esta crisis sanitaria, mejor dejarlas enfriar. Con todo, estamos aquí leyéndonos, lo cual es buena señal.
    Un abrazo.

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  10. Es curioso que no exista el verbo expectar y, en cambio, sí esperar. Es cierto que se suele confundr expectativas con esperanzas, aunque, como bien dices, tienen un matiz distinto. Estar esperanzado inidca estar ilusionado por algo que esperas que tenga lugar, mientras que estar a la expectativa significa estar esperando a que algo ocurra pero no necesariamnete tiene porqué ser bueno, a no ser que, como en el título de la obra de Dickens, se califique cin del adjetivo "grandes" o bien "buenas".
    De todos modos, seguro que en más de una ocasión habré confundido el significado de términos aparentemente similares. Pero volviendo a la vida material, me quedo con la idea de que ahora mismo estoy esperanzado en que toda esta calamidad que vivimos acabará pronto, pero no tengo puestas grandes expectativas en ello.
    Un abrazo.

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  11. Podría hablar de esperanzas, sobre todo de las que se truncan, pero he aprendido a base de golpes que uno nunca puede mirar al horizonte, porque la vida se encarga de hacer su propia función y, en muchas ocasiones, es sencillamente plantarse delante y hacernos vivir el día a día.

    Yo vivo en presente y cada día es un regalo.
    Un beso.

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