Puedo decir sin miedo que este es uno de los cómics que más me ha gustado (vale, igual no tanto como Maus, pero aún así...). Siempre os recuerdo que no es el tipo de lectura que hago con más frecuencia, así que no tengo un abanico muy amplio de comparaciones.
V de Vendetta ofrece, en mi opinión, una historia que no pierde su vigencia, que muestra, tras esa irrealidad ficticia en la que se basa (ahora hablaremos de ello), la cruda realidad de las organizaciones y fuerzas opresoras humanas.
Ante todo, la obra de Allan Moore es de temática social y política, aunque el cómic nos transporta a un mundo "imaginario". Estamos en el año 1997, período posterior a una guerra nuclear que ha llevado al poder a un grupo totalitario y fascista. Dicho grupo controla al milímetro la vida de los habitantes de Inglaterra (lugar donde transcurre la trama) utilizando un sistema de vigilancia y tiranía. Hay cámaras de seguridad por toda la ciudad, y los ciudadanos son controlados por ellas. En resumen, libertad cero.
No obstante, un terrorista que se hace llamar V ha provocado explosiones en numerosos edificios y monumentos de Londres, y su grito de guerra es claro: hay que acabar con el sistema opresor. El grupo que está al mando no conoce la identidad de este hombre, pues su rostro va tapado por una máscara sonriente de Guy Fawkes. Quien nos acerca un poco más a V y su causa es Evey, una chica huérfana a la que acoge en su guarida. Uno de los temas más llamativos es la casa de V, a la que no se le puede llamar casa, pues parece estar conectada a cientos de habitaciones e incluso a una parte de la ciudad. Hay de todo allí: jardines, bibliotecas, y una sala con docenas de monitores que muestran las calles de Londres. Al parecer, más de uno tiene la ciudad videovigilada.
No, V no es exactamente un súper héroe. Me atrevería a decir que es una figura, una representación simbólica. Posee una personalidad muy marcada, singular: es un hombre de gran cultura (está continuamente citando a autores, escritos o canciones famosas), utiliza reiteradamente metáforas, nunca da respuestas claras y nunca enseña su rostro, lo que da aún más ambigüedad a su persona. Sin embargo, nunca se llega a conocer realmente a V, quién es y lo más importante, por qué actúa. Es un interrogante que queda en el aire. ¿Realmente está abogando por el derecho a ser libre, o solo es parte de una venganza, de una vendetta a las fuerzas políticas?
De cualquier modo, V es esa clase de personaje que me gustaría que existiera. Como dije anteriormente, no es ningún santo y todavía tengo mis dudas de que realmente se moviese por principios morales, pero no estaría demás que en la actualidad apareciese un hombre medio ninja para patear a esos pocos "líderes" que nos controlan y que nos manejan a su antojo. Sí, alguien que diese de su propia medicina a los políticos y corruptos. En relación a esto, debo decir que en muchas ocasiones el cómic muestra hechos que no te terminas de creer, que juegan tan, pero tan en favor de V que sabes que no son muy convincentes. El protagonista siempre se sale con la suya, es rápido y ágil para matar y conoce las triquiñuelas para infiltrarse en los centros de control, y esto a veces te aparta un poco de la credibilidad.
Otro aspecto que no está muy cultivado es el de la perspectiva del pueblo. Ningún personaje a parte de Evey es un ciudadano, y no olvidemos que ésta está influenciada desde el principio por las enseñanzas de V. Pero sí se echa en falta algún dato sobre la gente común, sobre cómo piensan y cómo viven en este régimen totalitario, y por qué no se rebelan contra él.
Ah, y no puedo obviar el tema fundamental de la obra: la anarquía. V defiende este no-sistema político (sí, posiblemente me acabo de inventar ese término) en el que son las personas quienes se gobiernan a sí mismas y tienen la libertad absoluta para decidir. Y bueno, esto ya como percepción política personal, pero aunque la idea es buena, creo que es una ideología bastante utópica. Si, desde luego sería estupendo conseguir una forma de gobernarnos por nuestra cuenta, pero es una situación imposible de cumplir.
En conclusión, el cómic no tiene desperdicio. En él se plantea un tema muy interesante que invita no solo a la reflexión, sino a considerar si queremos seguir siendo fichas de ajedrez o buscar la forma de ser libres.
Me despido con una frase célebre de nuestro V:
"Las ideas son a prueba de balas"
Nunca me animo con los cómic y mira que el de Maus lo tengo apuntado hace ya mucho. Y este en verdad no me importaría leerlo. A ver si me pego un empujón.
ResponderEliminarUn beso!
Te animo a ello Lesincele! Yo al principio también estaba un poco reticente, pero la verdad es que hay cómics que merecen la pena. Ánimo y si un día pruebas ya me contarás qué tal ;)
ResponderEliminarhttp://media.tumblr.com/tumblr_mej131RvxJ1rtvf6i.gif
ResponderEliminarY así es como se da el primer paso hacia la destrucción de un cómic...