De cómo me convertí en "lecturómana"

Todavía recuerdo el día que empezó mi adicción. Es curioso, porque no caí como otros, que ya desde edades muy tempranas presentan una clara inclinación por leer. No, qué va, lo mío, como suele ocurrirme, tardó un poco más en llegar. Pero, al final, apareció: un hecho decisivo e irreparable que cambiaría mi vida para siempre.
Segundo de la ESO, 13 años de edad. Y un deseo, una idea que se instaló de repente en mi cabeza: la biblioteca. Sí, un pensamiento de esos que aflora, una vocecilla persuasiva y sugerente que me instaba a ir allí, a mirar y traerme algún libro a casa, aunque solo fuese por curiosidad... ¡si por uno no pasaba nada!
Pero no, con la primera página, con la primera palabra de esa novela juvenil que ya no recuerdo, nació una curiosidad sin límites, una nueva adicción que fue creciendo a la par que yo. Comencé a frecuentar el lugar, a mirar hurtadillas en las estanterías, con esa tensión del que teme ser descubierto, con esa emoción en el pecho del que guarda un secreto. Porque no fue solo un título, sino que en seguida vino otro, y otro, y otro, ¡y yo no podía parar!
Y ahora han pasado los años, y en honor a la verdad, he de decir que las cosas no han cambiado mucho. No, ya no tengo remedio, ya no hay solución para esto, lo admito. Cuántas veces he intentado redimirme, cuántas veces he intentado cerrar ese libro, cegarme a esas hojas y huir de esas historias que tanto me llaman...
Pero ya no me engaño. Me declaro lecturómana incorregible y empedernida, ¡y no me avergüenzo!
Y además sé que, ahí fuera, hay muchos más como yo. Cientos, miles, cientos de miles, que caen antes o después, pero caen. Y a vosotros, lecturómanos, os digo que contra esta sana adicción no hay mucho que hacer. No intentéis escapar u ocultarlo, tan solo leed, leed y leed... porque ya nada puede salvarnos.









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6 comentarios:

  1. ¿Para que resistirse a esta adicción? Mejor dejarse llevar y leer y leer (aunque la miopía vaya en aumento, por lo menos en mi caso xD). Yo soy de las que desde pequeñita siempre tenía un libro entre manos. Pero lo importante no es tanto la edad con la que empiezas como que disfrutes con la lectura.

    Me ha encantado la entrada! :)

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  2. Desde luego la miopía es lo peor de esta afición, ¡cuántas veces habré deseado tener unos ojos más fuertes para seguir leyendo!
    Yo siempre tenía cuentos conmigo, y así empezó mi afición, aunque en casa no son de leer.
    Un beso :)

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  3. Pues sí, para qué resistirse... Si no tiene solución...
    Besotes!!!

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  4. jejejej preciosa la entrada. Yo fui de las que empezó desde muy pequeñ´´pero tuvo que ver mucho mi madre que me ponía hasta horarios jajaja
    Un beso!

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  5. Sofiatura aquí tienes a otra Lecturomana convencida :) Ha sido un placer leerte y reconozco que me he sentido muy identificada. Si hay un lugar donde siempre me he sentido en casa, esa es la biblioteca: la del colegio, la municipal que tenía al lado de casa, las Universitarias por las que he pasado... Ellas forman parte de mis mejores recuerdos.
    Un besito!!

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  6. ¡Aquí hay otra! ¿Hacemos asociación? "Hola, me llamo Zazou y soy lecturómana. Hace una hora que no abro una página de algún libro y ya tengo temblores..." :-D
    Lo peor es la falta de tiempo para leer todo lo que una desearía.
    Un beso.

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