Arte: Anish Kapoor (Bombay, 1954)


El pasado año 2010 tuvo lugar una exposición en el museo bilbaíno del Guggenheim. Fue por semana santa, en el mes de marzo o abril, cuando conocí la preciosa ciudad de Bilbao, y como no podía ser de otra forma, hice una visita a dicho museo. Ni que decir tiene que fue una experiencia diferente y nueva, al igual que gratificante. El arte moderno parece tener muchos refractarios por ser en ocasiones demasiado agresivo o carecer de un sentido aparente. Sin embargo, yo me dejé impresionar y confieso que desde entonces siento una predilección por este tipo de expresión, aunque como es lógico, el arte moderno, el clásico o el antiguo no tienen por qué comparase, puesto que forman parte de procesos históricos que exigían normas o cánones diferentes. Tal vez el primero sea rechazado, precisamente, por su "desobediencia" al orden. 

Todo en la exposición me pareció de gran interés, sin embargo, y sin yo saber los motivos exactos, se quedó grabado en mi memoria un nombre en concreto: Anish Kapoor. No puedo decir con exactitud qué fue lo que me impresionó de su obra, puesto que intentar explicar arte moderno es, sin duda, una tarea difícil. Tal vez destacó por la utilización de colores y formas. En especial, recuerdo el color rojo utilizado, que sugería muchas veces sensualidad, erotismo, extrañeza. Supo conjugar forma y color para crear efectos, engaños ópticos. Pero sobre todo, supo transmitir sentimientos, sentimientos que, por raro que parezca, no consigues clasificar. 



En mi opinión, las obras modernas no debería juzgarse por su forma, sino más bien por su contenido. Estamos acostumbrados a recibir toda la información elaborada, y parece que profundizar es considerado un esfuerzo innecesario. Estos artistas, por su parte exigen, intencionadamente o no, una interpretación más allá de lo puramente visual, de las primeras apariencias.





Como mis palabras son insuficientes, recojo aquí una cita del autor que explica su propia obra:
"Estas piezas son como un mundo fracturado. Mi trabajo previo consistió en crear formas completas. Muchas de las piezas de cera se refieren a un mundo quebrado, inconcluso, abierto, sin fin preciso. Un universo confuso. Me interesa el estado psicológico que propicia. Cierto estado de ansiedad. En ese sentido creo que sí he cambiado. Hay ansiedad y no sólo en los cañonazos contra la pared. La mayoría de estas piezas trata sobre la tragedia del movimiento". 
Más información: http://www.elpais.com/articulo/cultura/escultura/fracturada/elpepucul/20100331elpepucul_10/Tes

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