Love Story


Allá por el 70 se estrenó en el cine una de esas películas románticas que, a diferencia de las de hoy en día, pasó a la historia por no quedarse únicamente en una historia de amor cursi y tremendamente tópica. 
En realidad, no es que Love Story nos cuente nada nuevo; la magia de su argumento radica en cómo está contado. 
No sé si es solo una sensación mía, pero me da que durante estas épocas (las décadas de entre los 70, 80 y algún año de los 90) el cine se llevaba a cabo de otra forma. Lo que quiero decir es que es en estos años donde se estrenan las películas que más recordarán los espectadores con el paso del tiempo, y que más se transmiten de generación en generación. Este título es uno de esos tantos que escuchas mencionar a tus padres, y que a pesar de no corresponderse a tu época sientes interés por descubrir. Al menos así fue en mi caso: cierto día mi madre la vio anunciada en la tele, y me habló de los buenos recuerdos que le traían los jóvenes actores Ali MacGraw y Ryan O'Neal, quienes interpretaban a la inteligente y risueña estudiante Jennifer Cavilleri, y al apuesto y enigmático deportista Oliver Barret, respectivamente. 
A parte del romance que surge entre los dos, la película también nos muestra los problemas que tiene Oliver con su padre, quien nunca se ha sentido apoyado por su progenitor. 

Pero que nadie se engañe (y no es por hacer spoiler): Love Story no es la típica comedia romántica donde todos son felices y comen perdices. Tiene lógicamente una parte tierna y alegre, pero es una historia más bien triste
Los personajes, por su parte, tienen un encanto peculiar que los convierte en el elemento mágico de la película. No sé, sus personalidades un poco ambiguas dan un toque muy particular a la cinta, y como dije anteriormente, la forma en que transcurren y se cuentan los hechos es diferente. Además, tiene ese estilo "setentero" que sin duda marcó una época inolvidable y única. Y un aspecto fundamental de la película es su banda sonora.
Sé que la historia está basada en una novela, pero aún no he tenido tiempo de buscarla y ponerme con ella.
En fin, sobra decir que os la recomiendo si alguna tarde os sentís un poco melancólicos y algo romanticones, y os dejo aquí una frase que se dice al final de la película, muy emotiva por cierto, en especial por la situación en la que se dice:

"Amar significa no tener que decir nunca lo siento".




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