In time (2011) es una de esas películas entretenidas que gustan a la mayoría a pesar de no ser muchas veces muy creíble. Si hay algo que abunda en esta cinta, son las americandas típicas de Hollywood: persecuciones policiales en puentes colgantes, colisiones y accidentes automovilísticos en los que milagrosamente nadie sale herido, protagonistas que tienen siempre la suerte de su parte, victoria del bien sobre el mal, etc.
A pesar de todas estas "fantasmadas", la película no estuvo mal. Tiene muchos aspectos interesantes y en general, el mensaje que transmite es bueno.
El argumento muestra, mediante una especie de metáfora, las injusticias sociales, donde unos pocos tienen mucho y otros muchos, la mayoría, tienen muy poco. No obstante, en este ambiente futurista el mundo no se mueve por dinero, sino por tiempo. Y es que al cumplir los 25 años, a todos los seres humanos se les activa un reloj biológico que cronometra el tiempo que les queda de vida. Como es lógico, los ricos tienen décadas por delante para disfrutar, mientras que los pobres deben vivir al día.
Will Salas (interpretado por el sex-symbol Justin Timberlake, que a decir verdad no hace mal su papel) es un habitante de los guetos que cierto día se topa con un hombre que cambiará su destino: le deja un siglo de vida para él acabar con su ya desgastada existencia. A partir de este hecho, el joven Will se trasladará a la frívola y poderosa zona horaria de los ricos. Es aquí donde conoce a la atractiva niña rica, Sylvia Weis (Amanda Seyfried) -que por cierto se pasa toooda la película corriendo con unos taconazos, otro detalle que quita veracidad- y a su padre, que vendría a ser un multimillonario, pero de años.
Como podéis imaginar, a partir de aquí la trama se desenvuelve a base de tiroteos, las ya mencionadas persecuciones, lucha entre personajes buenos, no tan buenos, y malos...
Por encima de todo, hay que quedarse con el mensaje que refleja la película, que nos habla de una cruda realidad: tu vida vale más cuanto más poderoso y cuanto más tengas, y mientras unos se levantan todos los días rodeados de decenas de lujos, otros, literalmente, acaban sucumbiendo por lo poco que tienen.
En conclusión, no os esperéis un peliculón y procurad haceros los inocentes ante esos sucesos un tanto increíbles, pero algún provecho podéis sacar de ella, al menos así fue en mi caso.
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