Es una pregunta que me hago con bastante frecuencia, y que muy probablemente también se la hagan la mayoría de lectores. En general, se tiene la sensación de que la literatura está pasando por una etapa de crisis, una crisis que tiene sus raíces en factores como los best-sellers mundiales, el consumismo/capitalismo, el marketing, la imagen y la publicidad, el afán por vender libros y no buenas historias, etc.
En el bando contrario a este tipo de literatura, nos encontramos con los denominados clásicos, un grupo muy variopinto y heterogéneo donde se hallan historias de todas las épocas y estilos y autores de todas las nacionalidades. No creo que haga falta enumerar los cientos (o miles) de títulos que constituyen esas listas de referencia tanto para lectores como para escritores.
Pero en sí, ¿qué es un clásico? Para dar un significado apropiado, me remitiré a la definición oficial de la RAE: Dicho de un autor o de una obra: Que se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia. Más claramente, un clásico literario podría considerarse como aquella obra de referencia que todos, lectores y no tan lectores, conocen bien de oídas o bien porque ya ha formado parte de sus lecturas. Una pieza literaria que por un motivo u otro ha trascendido en la cultura y en las sociedades de todas las épocas.
Definir un clásico es relativamente sencillo, pero, ¿qué hace que una obra se considere como tal? ¿Qué requisitos se deben cumplir para que un libro traspase las fronteras del tiempo y por mucho que pasen los años y siglos siga siendo el blanco indispensable de todos los lectores? No sé, no tengo ni la experiencia ni el conocimiento suficientes para responder a esa pregunta. Tan solo puedo aspirar a dar una contestación basándome en mis propias percepciones, rezando para que ningún experto en la materia caiga por error en este blog y me tome por una engreída que se toma la libertad de hablar de tan complicado y profundo tema.
Si nos fijamos, los clásicos pertenecen a etapas pasadas. Desde los primeros tiempos hasta el siglo XX aproximadamente se pueden dar nombres de obras de gran prestigio que aún hoy siguen vigentes. Pero si nos remitimos a libros de hace 5 o 10 años, ¿quién puede decir o recordar uno con las papeletas necesarias para convertirse en un clásico? Es cierto que aún es pronto para decirlo, ya que son muchas las obras que en su momento pasaron por debajo de la mesa y décadas después, muchas veces tras la muerte del propio autor, se convirtieron en obras cumbre de la literatura, así que hoy también podría pasar. Pero si atendemos al tipo de libros que se han vendido hasta ahora, que han tenido ese éxito arrollador, ¿podemos considerarlos como futuros clásicos? Mmm, no sé, no me imagino en las escuelas del siglo XXII a los niños estudiando clásicos como Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey.
Ojo, no estoy diciendo que en la actualidad no se escriban buenos libros ni que no haya buenos escritores. Pero como dije al principio, hoy estamos muy influenciados por la publicidad y la ambición económica, donde lo importante es vender sin prestar atención a la calidad literaria (sí, sé que suena un poco pedantillo, pero no hay un término mejor). Además, hay otro factor muy importante: la competencia. Autores como Cervantes no tenían que lidiar con otros miles de escritores que luchaban con uñas y dientes para hacerse un hueco en la literatura del siglo XVII, defendiendo una obra tan buena o incluso mejor que El Quijote. Y pongo a Cervantes como podría poner a cualquier otro.
A mi entender, estas obras supusieron en cierta forma una "revolución literaria" en su momento. Y para ello voy a utilizar de ejemplo la Biblia, porque independientemente de las creencias religiosas o ateas, hay que reconocer que es un clásico mundial. En su época la Biblia se encargó de hacer lo que nadie había hecho hasta entonces: contar, entre otras muchas cosas, la historia de los orígenes del ser humano y de su supuesto creador. Dio respuesta por medio de un cierto tipo de literatura a preguntas que los hombres de los primeros tiempos se hacían con frecuencia: ¿de dónde venimos? Ahora el grado de ficción o las distintas interpretaciones que se le dieron son otra historia.
Lo mismo ocurrió con títulos como Ana Karenina, Madame Bovary, La Regenta, etc. En un contexto histórico en el que la mujer estaba subordinada al hombre, los autores de estas novelas crearon personajes femeninos que rompieron con los moldes sociales y morales, ya que todas ellas cometieron nada más y nada menos que adulterio. Sí, eran temas fuertes para la época, que para bien o para mal dejaron huella en la mentalidad de la gente. Y volviendo al tema de Cervantes, no hay que olvidar un factor de gran importancia: este genio de la literatura también trajo una temática narrativa novedosa, de modo que en su famosísima obra lleva a cabo una sátira o burla contra las novelas de caballerías, tan populares en su época.
En eso consiste un clásico: en sentar precedentes, contar lo que nunca fue contado. La consecuencia lógica
de esto para nosotros es que estamos en un punto de la historia muy avanzado (que no evolucionado, al menos no en todos los aspectos), y por así decirlo, ya todo está contado, o al menos ya nada nos impresiona tanto como antes. Así que no solo hacer literatura es cada vez más difícil, sino que cada día se hace un poco más complicado llegar al corazón del lector... y de las editoriales, todo sea dicho.
En resumen, no podemos saber cuáles serán los futuros clásicos, ni siquiera si realmente los habrá. Quiero pensar que sí, pues aunque me gustan mucho buena parte de las obras clásicas, no me agrada la idea de que las generaciones futuras tengan que leerlas en un bucle infinito donde solo existan ellas, ancladas en el pasado más remoto y lejano, por culpa de la incapacidad del "hombre moderno" para dejar constancia en la literatura de su propio pasado.
Sea como sea, el tiempo lo dirá, y es muy posible que la gran mayoría ni siquiera estemos aquí para saber esa respuesta.
En el bando contrario a este tipo de literatura, nos encontramos con los denominados clásicos, un grupo muy variopinto y heterogéneo donde se hallan historias de todas las épocas y estilos y autores de todas las nacionalidades. No creo que haga falta enumerar los cientos (o miles) de títulos que constituyen esas listas de referencia tanto para lectores como para escritores.
Pero en sí, ¿qué es un clásico? Para dar un significado apropiado, me remitiré a la definición oficial de la RAE: Dicho de un autor o de una obra: Que se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o ciencia. Más claramente, un clásico literario podría considerarse como aquella obra de referencia que todos, lectores y no tan lectores, conocen bien de oídas o bien porque ya ha formado parte de sus lecturas. Una pieza literaria que por un motivo u otro ha trascendido en la cultura y en las sociedades de todas las épocas.
Definir un clásico es relativamente sencillo, pero, ¿qué hace que una obra se considere como tal? ¿Qué requisitos se deben cumplir para que un libro traspase las fronteras del tiempo y por mucho que pasen los años y siglos siga siendo el blanco indispensable de todos los lectores? No sé, no tengo ni la experiencia ni el conocimiento suficientes para responder a esa pregunta. Tan solo puedo aspirar a dar una contestación basándome en mis propias percepciones, rezando para que ningún experto en la materia caiga por error en este blog y me tome por una engreída que se toma la libertad de hablar de tan complicado y profundo tema.
Si nos fijamos, los clásicos pertenecen a etapas pasadas. Desde los primeros tiempos hasta el siglo XX aproximadamente se pueden dar nombres de obras de gran prestigio que aún hoy siguen vigentes. Pero si nos remitimos a libros de hace 5 o 10 años, ¿quién puede decir o recordar uno con las papeletas necesarias para convertirse en un clásico? Es cierto que aún es pronto para decirlo, ya que son muchas las obras que en su momento pasaron por debajo de la mesa y décadas después, muchas veces tras la muerte del propio autor, se convirtieron en obras cumbre de la literatura, así que hoy también podría pasar. Pero si atendemos al tipo de libros que se han vendido hasta ahora, que han tenido ese éxito arrollador, ¿podemos considerarlos como futuros clásicos? Mmm, no sé, no me imagino en las escuelas del siglo XXII a los niños estudiando clásicos como Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey.
William Shakespeare |
A mi entender, estas obras supusieron en cierta forma una "revolución literaria" en su momento. Y para ello voy a utilizar de ejemplo la Biblia, porque independientemente de las creencias religiosas o ateas, hay que reconocer que es un clásico mundial. En su época la Biblia se encargó de hacer lo que nadie había hecho hasta entonces: contar, entre otras muchas cosas, la historia de los orígenes del ser humano y de su supuesto creador. Dio respuesta por medio de un cierto tipo de literatura a preguntas que los hombres de los primeros tiempos se hacían con frecuencia: ¿de dónde venimos? Ahora el grado de ficción o las distintas interpretaciones que se le dieron son otra historia.
Lo mismo ocurrió con títulos como Ana Karenina, Madame Bovary, La Regenta, etc. En un contexto histórico en el que la mujer estaba subordinada al hombre, los autores de estas novelas crearon personajes femeninos que rompieron con los moldes sociales y morales, ya que todas ellas cometieron nada más y nada menos que adulterio. Sí, eran temas fuertes para la época, que para bien o para mal dejaron huella en la mentalidad de la gente. Y volviendo al tema de Cervantes, no hay que olvidar un factor de gran importancia: este genio de la literatura también trajo una temática narrativa novedosa, de modo que en su famosísima obra lleva a cabo una sátira o burla contra las novelas de caballerías, tan populares en su época.
En eso consiste un clásico: en sentar precedentes, contar lo que nunca fue contado. La consecuencia lógica
de esto para nosotros es que estamos en un punto de la historia muy avanzado (que no evolucionado, al menos no en todos los aspectos), y por así decirlo, ya todo está contado, o al menos ya nada nos impresiona tanto como antes. Así que no solo hacer literatura es cada vez más difícil, sino que cada día se hace un poco más complicado llegar al corazón del lector... y de las editoriales, todo sea dicho.
En resumen, no podemos saber cuáles serán los futuros clásicos, ni siquiera si realmente los habrá. Quiero pensar que sí, pues aunque me gustan mucho buena parte de las obras clásicas, no me agrada la idea de que las generaciones futuras tengan que leerlas en un bucle infinito donde solo existan ellas, ancladas en el pasado más remoto y lejano, por culpa de la incapacidad del "hombre moderno" para dejar constancia en la literatura de su propio pasado.
Sea como sea, el tiempo lo dirá, y es muy posible que la gran mayoría ni siquiera estemos aquí para saber esa respuesta.
El Quijote fue el primer Scary movie de la historia :D
ResponderEliminarY apuesto por obras como ESDLA u otras en plan 1984 o La naranja mecanica, pues su desubicacion temporal les permite ser siempre actuales.
Jo pues muy buena pregunta...yo alguna vez lo he pensado pero no le había dado demasiadas vueltas la verdad.
ResponderEliminarMe ha encantado este párrafo que has escrito y con el que coincido totalmente:
no me agrada la idea de que las generaciones futuras tengan que leerlas en un bucle infinito donde solo existan ellas, ancladas en el pasado más remoto y lejano, por culpa de la incapacidad del "hombre moderno" para dejar constancia en la literatura de su propio pasado.
Un beso!
Hola!!!
ResponderEliminarMuy, muy bueno... Aunque pensar en semejante tema provoca en mi un gran Ufff... porque no sé ni por donde empezar o.O
A ver si organizo mis ideas...
Según mi propia opinión de los que podrían convertirse en clásicos, en la actualidad hay unos contados autores, y en su mayoría retoman algún género que tiene un autor clásico entre sus filas, por ejemplo si decimos George R. R. Martin o Patrick Rothfuss pensamos en Tolkien y en la fantasía épica, o más alejado si decimos John Katzenbach pensamos un poco en Capote y A. Christie con algo entre policial/thriller, y casos así.
No creo que la literatura juvenil o juvenil/adulta de este siglo posea algún autor/a que llegue a consagrarse, más allá de J. K. Rowling con su archireconocido Harry Potter.
Además, el que cierto tipo de obras sean vendidas en números astronómicos y gusten en su momento no significa que tarde o temprano pasarán a la historia y serán clásicos, y aquí coincido contigo Sofiatura, creo que si Meyer y James entraron en un futuro canon literario de los clásicos es que la humanidad se perdió para siempre, y no es por decir que son malas, que sus novelas me han entretenido, pero realmente no las veo en ese lugar.
Y puedo seguir divagando y divagando... pero mejor lo dejo o escribiré todo un testamento... XD
Besitos ^_^
Jajajaja así es Ale! Totalmente de acuerdo sobre J.K Rowling, creo que ella es de las últimas que sí lo conseguirá (y obviamente, porque realmente las historias de Harry Potter no merecen menos). Pero en fin, el tiempo lo dirá, aunque pinta difícil la cosa.
ResponderEliminarGracias por el comentario! :D
"¿Todo pasado fue mejor?" parece preguntarse el post. Y su respuesta es: Sí. Yo no lo creo.
ResponderEliminar¿Acaso no hay clásicos del siglo XX? Si: Kafka, Proust, Joyce. ¿No hay clásicos latinoamericanos de mediados del siglo XX? Sí: Borges, Cortazar, Sabato, García Marquez. ¿Hay clásicos contemporaneos? Si, están Ricardo Piglia, Cesar Aira, Juan Jose Saer en Argentina y Michel Houellebecq, Thomas Pynchon a nivel internacional (entre muchos otros claro). Seguro que no vamos a encontar los nombre que buscamos al preguntarnos por los "clásicos" en la lista de best-sellers ya que estan movilizadas por la publicidad y por la maquina editorial mainstream que como decis relega la buena literatura (como tambien sucede en otras industrias culturales como la música o el cine). Sin embargo la pregunta que hay que hacerse a mi entender es quien instituye lo que llamamos "clásicos". Y esta es la Academia (sea Filosofía y Letras o Cambridge), que son espacios de validación de las distintas artes. No hay que preocuparse, nunca van a faltar "clásicos", por que siempre hay quienes van a instituir que libros son los "mejores". ¿O acaso todo el mundo se emociona más con Shakespeare que con Garcia Marquez? ¿O con Cervantes más que con Cortazar?
Fíjate en esta frase de la entrada: Si nos fijamos, los clásicos pertenecen a etapas pasadas. Desde los primeros tiempos hasta el siglo XX aproximadamente se pueden dar nombres de obras de gran prestigio que aún hoy siguen vigentes. Claro que considero a Kafka o a escritores como García Márquez clásicos, acaso no pertenecen ellos al siglo pasado? Es lo que quería resaltar, al igual que quería dar a entender que la literatura hoy en día está más regida por la "abundancia" y la competitividad.
ResponderEliminarY no, yo puedo leer tanto a Shakespeare como a García Márquez como a un autor de la actualidad y emocionarme de distintas formas con cada uno de ellos independientemente de sus épocas, en ningún lado del post digo lo contrario. Ahora los que quedarán en la memoria colectiva y se leerán en siglos venideros es algo que solo el tiempo decidirá.
Ah, y no, en ningún momento tampoco doy a entender que todo pasado sea mejor, me parece que no me has entendido.
Fantástica reflexión, Sofía. Es una cuestión que a veces me planteo. ¿En este mundo tan saturado de almas donde todas pretenden destacar, quién marcará realmente la diferencia?
ResponderEliminarEs mucho más sencillo mirando al pasado claro, conociendo desde fuera el contexto social y cultural resulta factible señalar una o varias obras como destacadas.
Nosotros por ahora, deberemos conformarnos con tener a nuestra disposición y sin restricciones las obras del pasado y poder disfrutar de ellas. Sobre el futuro, el tiempo dirá.
Saludos Sofi!