Tras la ventana, podía observar el paso inexorable del tiempo. El cristal mostraba la vida del paisaje, un paisaje milenario e infinito, inagotable.
Las estaciones se devoraban unas a otras, luchando inútilmente por prevalecer, pero el espectador sabía que aquella batalla que libraban era inútil, pues siempre acabarían todas por vencer o sucumbir.
Las líneas que delimitaban el marco, también marcaban el principio y el final de todo lo que se podía ver. Siempre cerrada, la ventana impedía el paso a cualquier otro mundo que no fuese el que ella desease mostrar. El cristal, limpio y transparente, unas veces brillaba bajo la fuerza de un sol celestial; bajo la armonía de un mundo de perfección que sugería calma, una calma irreal. Después, ésta era sustituida por un frío gélido, por feroces tormentas que gritaban su furia bajo un manto de lluvia gris.
Estos contradictorios paisajes eran dibujados por algún pintor anónimo, caprichoso y repetitivo, que obligaba al espectador a imaginar siempre lo mismo. Una y otra vez, el tiempo burlaba sus propias reglas, avanzando y retrocediendo en la cercanía y la distancia.
En una ocasión, el espectador, ingenuo y curioso, trató de abrir la ventana, explorar su interior más allá de lo que reflejaban sus ojos, pero fue imposible. Era un intento infructuoso por alcanzar algo intangible, pues el paisaje continuó imperturbable a las súplicas. El espectador se preguntó, una vez más, qué se guardaba tan celosamente tras todo aquel escenario, tal vez real, tal vez ficticio.
Una última vez, en su desesperación, el espectador rompió el cristal en mil brechas; que cayeron con lentitud para mostrar un horror que al instante se lamentó de descubrir: la ventana, vacía de cualquier indicio de tiempo o vida, solo mostraba una cruel oscuridad.
Por Mrs. Sofía el 23/6/2017
Un texto que transmite angustia y desamparo, hasta las jaulas más pequeñas finalmente se les puede llamar hogar. Esa ventana me ha simbolizado justo eso.
ResponderEliminarMiedo da pensar que se pueda crear un mundo de fantasía y en su aprensión no permitir ver más allá, pero más lo da abrirla y solo encontrar oscuridad.
Muy bueno Mrs. Sofia.
Besos y feliz fin de semana.
Nos creamos mundos que no nos convencen, siempre queremos ir mas lejos y ocurre que el desengaño nos dice que era un mundo pequeño pero era el nuestro. Buen texto para una claustrofóbica un poco angustioso. Abrazos
ResponderEliminarHola Sofía, muy buen texto. La ventana tiene un sinfín de metáforas y generalmente todas suelen llevar bastante acierto. Hay una película de Alejandro Amenabar titulada Mar Adrento y que es muy buena por cierto, en la que una ventana juega un papel fundamental en la vida de este hombre que se quedo tetrapléjico y hacía de su ventana una mirada al mundo. Un abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarMuchas veces, casi sin darnos cuenta, construimos un escenario a lo largo de nuestra vida. Lo malo que cuando nos damos cuenta es demasiado tarde. Estupenda entrada!
ResponderEliminarMadre mía, qué relato, sumamente inquietante.
ResponderEliminarSer espectador pasivo es un ejercicio muy seguro pero la vida es mucho más que ver, también hay que actuar, aunque sea más arriesgado y uno se encuentre que aquello que está viendo no es real.
Lo dicho, un relato de lo más inquietante. Enhorabuena.
Un beso.
Muy buen relato, insinuante, inquietante, certero.
ResponderEliminarA veces los entornos en que nos movemos, las situaciones en que nos vemos involucrados (la vida entera de algunas personas) no son más que escenarios, puro atrezzo que no tienen detrás más que esa cruel oscuridad de la que hablas: la mera nada.
Un beso.
Bonito relato Sofía! Está lleno de metáforas y me ha resultado muy artístico y auténtico. A veces no podemos ver la realidad y sin saberlo percibimos una distorsión.
ResponderEliminarMe ha encantado! Un besito :)
Holaaa Mrs.Sofia
ResponderEliminarExcelente y emotivo mensaje ,
y tarde o temprano esa ventana se
abrirá o se romperá ...
Para dar paso y enfrentar a lo irremedible...A lo eterno e infinito..
Gracias por este paseo cuantico.
Qué desesperación... Has transmitido tan bien la angustia. Y ese horror, ese vacío ante esa ventana rota. Muy bueno!
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola Sofía! Aquí estoy, en tu casa, devolviéndote la visita como te dije, y quedándome porque me siento muy cómoda. Lo que he leído me ha encantado. El querer saber es algo que nos puede a muchos, y el que busca corre el riesgo de encontrar cosas que no le gusten.
ResponderEliminarHas reflejado perfectamente la sensación de curiosidad y ese afán explorador de ese espectador al que, lógicamente, desencantó la realidad de lo que vió.
Un placer leerte, Sofía.
Un beso
Muchas veces hemos sentido la tentación de penetrar en un cuadro y mezclarnos con sus personajes, o acariciar el bello rostro de su protagonista, oír su voz, descubrir su sonrisa. Pero para ello está la imaginación, pues la realidad puede ser frustrante. Mejor dejar volar nuestra mente.
ResponderEliminarUn bello e intrigante relato,
Un abrazo, Sofía.
Gracias a todos por vuestros comentarios!! Me alegro de que os haya gustado este relato. A ver si me animo a seguir escribiendo más :).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo para todos.
Anímate :)
ResponderEliminarEs intrigante y me gustó el final. La cosa es que una vez que vemos eso que teníamos tantas ganas de ver las cosas ya no son lo mismo para bien o para mal.
Abrazos
Hola Sofía!! La idea de la realidad y de la irrealidad depende mucho de nuestro ánimo. Muchas personas viven la vida hacia afuera de sí mismos, justamente porque de su lado de la ventana no encuentran a qué aferrarse. Para mí, el protagonista sufre un poco de eso de "ver pasar". Todo está afuera y él no existe dentro de esa proyección sino como "la parte de afuera que mira su propio afuera".
ResponderEliminarSi luego se destruye eso a lo que uno está agarrado ¿qué queda? Sólo oscuridad, hasta que se pueda reconstruir un nuevo paisaje.
Nos leemos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHe seguido con inquietud tu relato que rastrea la realidad y la ficción a través del arte, a veces no es bueno dejarse llevar por las ansias de descubrir algo porque podemos encontrarnos con la causa que encierran nuestras tristezas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustó Sofía.Los sueños a veces pueden ser frustrantes.Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Sofía
ResponderEliminarLa ventana parece una alegoría de la vida y del ser humano encerrado en su metafórica pecera traslúcida. El narrador es un Platón encastrado en su caverna, en vez de paredes de rocas donde los cautivos contemplan escenas de sus propias sombras, hay una ventana que refleja o refracta estados de ánimos del espectador.
Sofía, fíjate que en las frases siguientes: “tras todo aquel escenario, tal vez real, tal vez ficticio.
Una última vez, en su desesperación…” la reiteración de “vez” implica cierta cacofonía, si eliminaras uno de ellos las frases se aligerarían un poco. Por ej: “Tras todo aquel escenario, tal vez real, puede que ficticio…), es una sugerencia, al fin Sofía, eres la autora.
El escrito es pesimista, no hay esperanzas, quien vive tras la ventana siente que tiene la batalla perdida, hay una separación infranqueable entre los dos mundos (el mundo sensible y el inteligible) Transmite una sensación de claustrofobia y ni siquiera el final es liberador ni redentor, supongo que es lo que quería transmitir (o al menos lo que como lectora interpreto) y desde luego, si es así, más que conseguido.
También hay un doble giro en que nos encontramos observando al que mira la ventana.
El título le va genial.
Oye Sofía… que tienes que seguir escribiendo, que aunque tus artículos de opinión me encantan, estas incursiones de corte psicológico en el mundo de la prosa no se te dan nada mal compañera.
Un abrazo grande y que tengas un estupendo finde.
Querida Tara, mil gracias por tus comentarios, de verdad.
EliminarLa interpretación que haces me deja subyugada; cuando lo escribí ni me imaginé que alguien pudiese hacer un análisis tan profundo ¡y comparándolo con el mito de Platón!
Se nota la experiencia que tienes escribiendo, así que te agradezco todos los consejos y sugerencias que me puedas hacer. Como sabrás, escribir también es una cuestión de práctica y disciplina, así que me obligaré a partir de ahora a darle al teclado un poco más. Por tanto, tomo en cuenta esa cacofonía que, como bien dices, se hace repetitiva.
Un besote y gracias por leerme, compañera.